sábado, 20 de abril de 2013

Capitulo 4


El timbre de la casa sonó.
Paula inmediatamente acudió a la puerta, no esperaban a nadie esa noche.
-¡Hola Paula!
-¡Pedro! –dijo asustada
-¿Hey, que te pasa…que tan mal estoy para que saludes así o qué?
-No, lo que pasa es que me sorprende que estés aca nada más -dijo nerviosa
Pedro la vio desconfiadamente.
-Estás muy rara últimamente, hasta me dejaste en el olvido. Por eso vine a visitarte.
Justamente en ese momento la voz de su marido se escuchó y Paula se paralizó.
-¿Mi vida, quién es? – mientras caminaba hacia la puerta
-¡Hola Facundo!
Facundo inmediatamente se puso tenso.
-Pedro… ¿Qué te trae por aca?
-¡Vengo a visitarlos! Espero que no les moleste…
-¡Claro que no! –dijo Paula con una sonrisa
De pronto se arrepintió de sus palabras, sintió la reprochadora mirada de su marido y pudo ver furia, mucha furia.
-¡Perfecto! Traje vino –dijo sonriente
-No tenías porque haberte molestado Pepe.
-No es molestia, me gusta el vino. –dijo mientras se encogía de hombros
Los tres pasaron al comedor, Paula sirvió la cena mientras que Facundo y Pedro conversaban. Ella notó la incomodidad de su esposo, Pepe parecía no darse cuenta del sarcasmo y repugnancia con la que a veces su marido le respondía. Ella nada más tragaba saliva.
La conversación durante la cena era más un dialogo entre Paula y Pepe. Facundo se limitó a contestar y sonreír con una sonrisa fingida contadas veces. Pedro se la pasaba contando historias de cuando ambos estudiaron juntos en la Universidad y no pudo evitar reírse y disfrutar de la conversación; en un principio se prometió tratar de comportarse normal, pero simplemente no pudo contenerse.
La hora de partida de Pedro llegó, súbitamente Paula sintió terror porque sabia que su marido estaba furioso.
-Gracias por la cena, lamento haber venido a entrometerme esta noche. –dijo sonriente
No lamentaba nada. Extrañaba a su amiga.
-Cuando quieras Pepe.
-Buenas Noches…-dijo Facundo duramente
Paula vio a Pedro alejarse y subirse a su auto…su corazón estaba a mil por hora.
-¿Cuándo quieras Pepe? –dijo serio
-Facundo…
-¿¡Cuando quieras Pepe?! –gritó
-¡Facundo calmate! –dijo desesperada
-¡Se llama Pedro! Además…¡¿Por qué demonios vino a la casa?! ¿¡Porque lo dejaste entrar?!
-Facundo… ¿Cómo le iba a decir que no?
-¡Simplemente no y punto! ¡Sos mi mujer, no la de él!
-Calmate por favor…
-¡No me calmo nada! ¡Bastante paciencia tuve toda la maldita noche!
-Yo no lo invite… lo sabes.
-¡Pero dejaste que se quedara! ¡Yo no estaba para visitas! ¿No vez que vengo cansado del trabajo?
-Pero…
-¡Nada! Y me voy a encargar de que esto no vuelva a ocurrir jamás…
-¡No Facundo por favor! –gritó entre lágrimas
-¡Callate! ¡te lo buscaste!
-¡No!
De pronto… Facundo la tomó con fuerza del brazo e hizo que subiera a la habitacion, una vez allí la empujó al suelo.
-¡No me pegues por favor..! ¡Yo no hice nada!-estaba aterrada
-¡No me digas que hacer! Y no te hagas la víctima porque pareces una cualquiera en cuanto a Pedro se refiere… toda la noche te la pasaste de lo lindo riendo con él ¡enfrente de mí!.  Además parece que la única forma en que entendes las cosas es a golpes…así que enseguida vamos a solucionar ese problema.
Paula se encontraba de rodillas en el piso, cuando Facundo la tomó del pelo fuertemente y tiro su cabeza hacia atrás.
-¡Levantate!
A  la fuerza se levantó. Un dolor recorrió su mejilla derecha, haciendo que su cara quedara totalmente volteada a él.
-¡Mirame a los ojos!
Su marido tiró de su cabello nuevamente para voltearle la cara y que la viera a los ojos… tomó su rostro con ambas manos.
Paula no podía hacer nada, estaba en shock, conmocionada, muy asustada. No sabía qué hacer y no podía luchar contra él porque le iría peor.
-¡No quiero que Pedro vuelva a esta casa! ¡Escuchaste!
Paula asintió levemente.
-¡Respondeme estúpida! ¿Entendiste?
-Sss…sí..
-Sabes… no te escucho muy convencida.
De nuevo la tomó del pelo, esta vez más duro que anteriormente y la tiró contra el baúl al pie de la cama, provocando que Paula se golpeara las costillas. Ella gimió de dolor y más lágrimas se acoplaron en sus ojos.
-Sé que nunca fuiste muy  inteligente mi vida, solamente servís para cocinar y obtener placer, pero algo debes captar. No quiero ver a ese periodista de nuevo por acá ¿De acuerdo? – lo primero lo dijo con sarcasmo y lo último con rabia
-Sí. –dijo lo más fuerte que pudo. --Ya no me lastimes más por favor… -dijo sollozando
-¡Ya me tenes harto! ¡No te puedo ni ver, me arruinaste la noche!
-No más por favor…
-Está bien, por esta noche así vamos a dejar las cosas… pero no vas a dormir acá. Llevate tus cosas y anda al sofá o a donde tengas ganas pero hoy no vas a dormir acá.
Paula no lo pensó dos veces. Se levantó del suelo tratando de no gemir de dolor…con cautela sacó pocas cosas que iba a necesitar para la noche. Facundo la miraba fijamente, observaba cada movimiento ….
-¿Podes dejar de ser tan inútil? ¡Apurate! ¡No tengo toda la noche!
La tomó del brazo y la sacó del cuarto, tirándole la puerta en la cara. Paula se quedó de pie frente a la puerta cerrada, sin reaccionar.
Segundos después emprendió su camino al cuarto de huéspedes, cerró con llave se metió en la cama, se hizo un ovillo y rompió a llorar.

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