miércoles, 24 de abril de 2013

Capitulo 12


Escuchó golpes en la puerta de su despacho, pensando que era Florencia contestó enseguida.
-Adelante…
-¡Chueca! ¡Hola!
Paula se levantó inmediatamente de su asiento.
-¡Pepe!
Él sonrió y la abrazó fuertemente, cosa que provocó en Paula dolor y no pudo evitar gemir.
-¿Paula? ¿Te lastimé? –preguntó preocupado
Ella sonrió débilmente.
-Es que tenía mi brazo en mal posición, no es nada no te preocupes.
-Lo siento, creo que me emocioné de más.
-¿A qué se debe el honor de tu visita?
-Me tenes en el olvido Paula Chaves, apenas y nos hemos visto estos días.
-Lo siento, no te imaginas cuanto extraño nuestros almuerzos, pero con el trabajo…se me hizo todo un lío.
Le estaba mintiendo. ¡Paula le estaba mintiendo! No lo podía creer.
-Me imagino.
Paula volvió a tomar asiento enfrente a su computadora.
-¿No tenes calor con esa blusa Pau?
-Ehhh, no… lo que pasa es que creo que me voy a enfermar, por eso la blusa. –dijo nerviosa
-Sí, buena elección, no sería bueno que te enfermes –dijo sonriendo
Por unos momentos ambos se quedaron en silencio. ¿Ahora ya no tenían temas de conversación? Eso nunca les había pasado, ni el día en que se conocieron, ambos parecían tener siempre algo que comentar. ¡Aunque fuera de hablar de cómo volaban las moscas, pero hablaban!
-¿Estás muy ocupada?
-Algo, es que me olvidé completamente de una campaña que es para esta semana.
-Ya veo. ¿Oye y este fin de semana vas a estar ocupada?
Paula se tensó. Esperaba que no le pidiera una salida, no sabría que excusa inventarse.
-Mmm, aun no lo sé, creo que los hermanos de Facundo llegarán a la casa.
-¿De verdad? Que mal, hace tiempo que no salimos, por eso lo decía. Zai también te extraña.
Paula levantó la mirada hacia él.
-Creeme que yo también los extraño mucho a ustedes, espero que pronto tenga más tiempo libre.
Él asintió.
-¿Y que tal Facundo?
-Bien, bien…trabajando, ya sabes. –dijo seria
-Lo saludas de mi parte.
-Claro.
¡Por Dios! Si Pedro supiera. No, no…. Nada de contarle nada a nadie. Debía de conseguir que Pedro se fuera de su oficina. Cada vez estaba más nerviosa e inventaba más mentiras, en cualquier momento se le vendría todo abajo.
-¿Vos que tal en el trabajo?
-Bien, por el momento noticias así como que muy importantes no han salido.
-Ahhhh…. ¿A qué horas tenes que regresar?
-¿Ya queres que me vaya? –dijo algo molesto
-No, no…. Es que no quiero que te reten por llegar tarde, además como que no estoy siendo buena compañía, de verdad tengo que terminar esto.
-Está bien, está bien. Voy a venir otro día de visita y traeré a Zai conmigo.
-Saludala de mi parte.
-Por supuesto. Chau Pochi.
-Chau.
Pedro salió de la oficina completamente desconcertado. Esa había sido la charla más vacía y fría que jamás habría tenido con Paula. ¡Le había mentido, lo había echado de su despacho!
Algo estaba terriblemente mal.
-¿Zai?
-¡Hey chismoso! ¿Cómo estás?
-Mal.
-¡Qué! ¿Cómo que mal? Explicate.
-Acabo de salir de la oficina de Paula, te juro que nunca se había comportado así conmigo. Me trato como si no me conociera, como si fuera un compañero de trabajo ¡No sé! Fue horrible.
-¿Estas seguro?
-¡Claro que estoy seguro! Además ¡Me mintio! Vil mente en mi cara… ah y por cierto…literalmente me sacó de su despacho.
-¡Qué! pero…¿Por qué?
-No sé, te juro que no la entiendo, me comenzó a dar excusas de que estaba ocupada, que tenía que terminar una campaña…no se… ¡No sé!
-Pedro calmate. Me estas poniendo más nerviosa.
-Tenemos que averiguar qué es lo que le pasa a Paula. Me acabo de dar cuenta que no soporto que se comporte así.
-Mira ¿Qué te parece si en dos días le hago una visita a su casa?
-¡En dos días! –gritó
-¡No grites! ¿Me queres dejar sorda o qué? Si voy hoy será sospechoso ¿Entendes que no queremos que se de cuenta?
-Está bien, está bien. Siento haberte gritado.
-No te preocupes, se que es porque estás preocupado por Paula igual que yo.
-¿Me llamas en cuanto hagas la visita?
-Quedate tranquilo compañero.
Pedro sonrió.
-Bueno, mejor me voy a trabajar, así despejo mi mente.
-Eso es lo que tenes que hacer, relajarte un poco, no vaya a ser que te me enfermes vos también.
Pedro rió.
-Nos vemos Zai, te quiero.
-Yo también Pepe, hasta luego.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario