Paula regresó emocionalmente exhausta a su casa.
Habían sido muchas emociones con la llegada de Pedro a su oficina.
Primero, sorpresa por verlo llegar, luego miedo por pensar que sabía de su
situación. Confusión, alegría, seguridad, cariño fueron las emociones que
siguieron al ver como Pedro trataba de tranquilizarla.
Hasta ese momento no se había dado cuenta de cuánto había necesitado un
abrazo de él, unas palabras de aliento, de su compañía. El mes entero se había
dedicado a alejarse de todos, incluso de Florencia, no debía permitir que nadie
se diera cuenta de lo que pasaba en su vida.
No podía permitir más malos entendidos con Facundo si quería aguantar su
estadia con él. Las golpizas habían disminuido, los gritos y los reproches
también, pero ella emocionalmente y físicamente se encontraba mal.
Ya no veía sentido a su vida. La palabra felicidad estaba muy lejos de su
vocabulario, la tranquilidad y estabilidad se habían esfumado. Estaba
consumiéndose poco a poco con su soledad y su miedo.
Estaba agotada, no sabía cuánto más podría soportar sin derrumbarse.
-Paula, necesito hablar con vos.
Ella dio un brinco al escuchar la voz de su marido detrás de ella.
-Facundo ¿Pasa algo?
-No. Pero necesito contarte algo que vi hoy. ¿Vamos al cuarto?
Paula asintió.
-Solo deja que voy a sacar las cosas para la cena.
-No te preocupes por la cena, necesito hablar con vos, ahora.
De pronto Paula sintió un escalofrió por todo su cuerpo, algo no estaba
bien, podía sentirlo.
Sin esperar respuesta, Facundo la tomó del brazo e hizo que ella subiera
con él a la habitacion. Ella no supo como no quedó tirada en el camino, la
estaba empujando con mucha fuerza.
¿Ahora qué haría con ella? Se preguntó con miedo.
-Facundo ¿Qué pasa?
-Ya lo vas a saber.
Al llegar a la habitación, Facundo la cerró con llave, ella tragó saliva.
-¿Por…por qué cerras con llave?
-No quiero que te vayas, vamos a
estar un buen tiempo juntos.
-¿A qué te referis?
-Hace tiempo que no me cumplis
como mujer ¿sabes?
Paula se paralizó.
-Facundo… no…
-¡Te vi con Pedro hoy! ¡A él si
que te le tiras encima!
-¡No Facundo, no es lo que pensas!
No pasó nada… es más, es la primera vez que lo veo desde hace un mes. –dijo
aterrada
-¡A mi ya no me vas a engañar! Sé
muy bien que pasó en esa oficina, y si el problema es que no aguantas mantener
las piernas cerradas, yo te voy a ayudar.
-¡No te atrevas a tocarme!
-Es muy tarde para eso cielo, vas
a estar conmigo quieras o no. ¡Soy tu marido y debes cumplir!
-¡No! ¡No pienso volver con vos
a la cama jamás! ¡Te odio! ¡Me das asco!
-¡Callate!
Sin avisar se acerca a Paula en
un par de zancadas y le propinó una cachetada.
-¡Vos sos la que me da asco a mí!
¡Sos vos la que te revolcas con todos los hombres que se te pasan enfrente!
Pero ya no lo volverás a hacer… con el único con quien vas a estar en la cama
va a ser conmigo.
Facundo la agarró por las muñecas
y la tiró a la cama. Después él comenzó a quitarse los pantalones.
Paula sintió pánico. No, no una
violación. No podía permitir que Facundo la tocara, no permitiría con facilidad
que él hiciera con ella lo que quisiera.
Como pudo se levantó de la cama,
pero su esposo logró agarrarla de los tobillos, y se puso sobre ella. Comenzó a
tocarle los pechos de manera brusca y dura causándole dolor.
Ella comenzó a llorar, pero no
dejó de moverse, tratando de evitar que siguiera lastimándola
-¡Quedate quieta!
Otro golpe más. De pronto, Facundo
le reventó los botones de su blusa dejándola solamente en corpiño.
-Facundo por favor soltame… no
hagas esto.
-Te extrañe tanto… -dijo mientras
le desprendia el corpiño.
-¡No! ¡No!
Paula logró lanzarle una patada
en el estómago, eso hizo que su esposo se contrajera y la soltará.
Sin perder tiempo Paula se
levantó de la cama y corrió hacia la puerta, pero de nuevo su marido la había
tomado de los brazos.
-¡Veni acá pequeña zorra! ¡De aca
no te vas hasta que me hayas cumplido! No me vas a dejar con las ganas.
La tiró al suelo, le pegó de
nuevo con fuerza en el rostro y en los costados. Trataba de dejarla sin fuerzas
para no tener que batallar.
-Por favor…te lo ruego no hagas
esto…por favor.
-Vos te lo buscaste cielo, ¡Ahora
no te quejes!
La levantó del suelo y la tiró de
nuevo sobre la cama, él comenzó a quitarse la camisa. Paula rápidamente buscó
algo con que defenderse, el teléfono era lo único que estaba cerca, lo tomó sin
que él se diera cuenta y justo cuando él se acercaba a tomarla entre sus
brazos, le pegó en la cabeza con él.
Facundo cayó al suelo.
Paula se levantó, corrió y logró
salir de la habitación. Bajó los escalones tan apresuradamente que se pasó un
escalón, eso hizo que resbalara y rodara unas cuatro escaleras abajo.
Se encontraba tirada en el suelo,
pero no podía permitir que Facundo la alcanzara, tenía que correr.
Se levantó apoyándose en su brazo
derecho pero no aguantó el dolor y volvió a caer. Probablemente se había roto
el brazo al caer de las escaleras. Apoyándose en su brazo izquierdo se levantó
y pudo ver su celular en la mesa de entrada, lo tomó y le marcó a Pedro.
-¡Pedro…Pedro! –gritó
-¿Paula? ¿Qué pasa? –preguntó
asustado ante los gritos
-¡Ayudame por favor! ¡Ayudame!
–gritó desesperada
-¡Paula tranquilízate! ¿Dónde estás?
-¡Así que ya lo estas llamando
para que venga a acostarse con vos! –gritó Facundo
Paula al verlo corrió hacia la
salida de su casa.
-¡De mi no te vas a escapar,
corre todo lo que quieras porque te voy a encontrar!
-¡No, no , no!
-¡Paula…Paula! contesta maldita
sea ¿Dónde estás?
La llamada se cortó.
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