jueves, 18 de abril de 2013

Capitulo 1


-¿Entonces me pensas dejar tirado con esa bola de pirañas sobre mí?
-Pepe, no seas exagerado!
-Sabes que digo la verdad, por eso me ofende que no me vayas a acompañar.
-Lo siento, de verdad. No es porque no quiera… es que justo esa noche estoy ocupada.
Pedro la miró con duda.
-Sabes que si pudiera te acompañaría.
-Está bien, está bien. Me voy a conformar con que rezes por mí y me des la bendición antes de ir.
Paula soltó una carcajada. Pedro rió también.
Pedro era un famoso periodista, con una vida social bastante activa; era lo único que odiaba de su trabajo. Su pasión era escribir y él había sido destacado por sus honestos y fuertes reportajes de los problemas más serios de la sociedad. Si alguien no se quedaba callado frente a las injusticias era él y las personas lo admiraban por ello.
Lo malo era que normalmente todos los meses tenía que asistir a diferentes eventos, a los cuales la mayoría de las personas que asistían eran unos snobs. O se dedicaban a halagarlo hasta que ya no quedaran más palabras en el diccionario o trataban de convencerlo a que se uniera a toda clase de clubs. Muy raramente lograba establecer conversaciones sensatas y de su grado de interés.
Su salvación en esta clase de eventos era Paula, su mejor amiga. Juntos hacían bromas incomprensibles a las personas quienes trataban de hablar con él, por supuesto elegían a sus victimas. Tampoco quería perder su trabajo. Ella siempre lo salvaba de las personas que tanto lo molestaban y por eso le enojaba que ella no pudiera ir esta vez.
-¿Por qué no le decis a Zaira?
-Es broma verdad? Es Cierto que quiero mucho a Zai pero no pienso pasarme toda la noche hablando acerca de la ropa que llevan todas las arañas del lugar.
Paula rió.
-No te creas, a veces puede ser seria.
-A eso le llamas cuando se olvida de la ropa y comienza a buscar a su …como le llama… ¿Otra mitad?
-No seas así con ella. Nada más quiere encontrar a "Sr. Perfecto"
-Pues ahi no encontrará nada, y si lo hiciera le dejaría de hablar    
-Esta bien, tenes razón.
Pedro  giro a ver el reloj de la pared que se encontraba en la cafetería. Eran las tres de la tarde, y si no quería acostarse a las cinco de la mañana más le vendría ponerse a trabajar.
-Bueno judas… me tengo que ir.
-¿Judas? –dijo Paula al momento que arqueaba una ceja
-Si, ya sabes… no esperaba que me traiciones de esa manera.
-¡Sos un sentido! sabes que no lo hago queriendo.
-No me importa. Me estas entregando a esas pirañas con moño y todo.
Paula sonrió.
-Pareces un nene, pero te prometo que al próximo evento si te acompaño.
-Mira que si no lo haces, juro que publico alguna foto tuya, del viaje a Los Ángeles.
-Vos no escribis acerca de esas cosas, así que no me podes chantajear.-sonrió Paula
-No, pero recorda, la encargada del segmentos de chismes está enamorada de mí, y sabes que poseo un gran encanto- dijo guiñándole el ojo
Paula puso los ojos en blanco.
-Deja de presumir y mejor andate.
Pedro  rió.
-¿Tenemos un trato entonces?
-Trato…
Pedro se despidió de ella con un beso en la mejilla y luego salió de la cafetería.
Paula lo vio alejarse de la mesa y suspiró. No era su intención dejar a Pepe solo la noche del evento, es más a ella le encantaba acompañarlo porque se la pasaban muy bien. Pedro era su mejor amigo, haría cualquier cosa por él.
Pero Facundo le había prohibido ir al evento, todavía recordaba como se había puesto rojo de la cólera al contarle que acompañaría a Pedro. Según su esposo, el hecho de que ella lo acompañara provocaría la habladuría de la gente, diciendo que eran pareja. Paula sabía que no era cierto. Todos sabían quien era ella porque siempre asistía a los dichosos eventos. Pero lo que menos necesitaba ahora era que Facundo se enojara con ella.
Terminó su café y regresó a su trabajo.

-Tenes cinco llamadas de Facundo, parecía enojado.
Paula hizo una mueca.
-¿No te dejó algún mensaje?
-Nada más que lo llamarás en cuanto regreses.
-Gracias Flor.
Paula entró a su oficina, recorrió la estancia con la mirada, se acercó a su escritorio y tomo el teléfono entre las manos. Marco el número de su marido.
-Hola mi vida.
-¿Se puede saber en donde demonios estabas que hasta tenías que tener el celular apagado?
-Fui a almorzar con Pepe, y el celular se me quedó sin bateria.
-Porque no me sorprende que hayas estado con ese tipo, siempre estás con él.
-Sabes que es mi mejor amigo.
-No quiero hablar de él, parece que fuera la única persona que conoces.
-¿Para que me llamabas con tanta insistencia?-dijo algo molesta
-Solo para avisarte que voy a llegar una hora más temprano a casa.
-Esta bien, entonces nos vemos en unas horas.
-No parece gustarte la idea.
-Lo que no me gusta es el tono en que me hablas, no hice nada malo para que me hables así.
-Ya hablaremos en casa. Chau.
Facundo  colgó el teléfono.
Paula suspiró. No comprendía cuando habían cambiado las cosas, antes del matrimonio su marido no le gritaba, no le hablaba mal, siempre la escuchaba.
Ahora todo eso había cambiado, él no soportaba que llegara tarde a casa y si lo hacía era capaz de armar toda una revolución, se enojaba cuando él llegaba a casa y no estaba su plato de cena en la mesa, de seguro por eso había avisado que llegaría más temprano.
Trató de dejar todos esos pensamientos atrás y continuó con su trabajo. Desde chica a ella siempre le había gustado dibujar, crear, imaginar. Por eso ahora era socia, junto con su compañera Florencia, de una empresa de diseño gráfico, el mayor trabajo que les llegaba era de publicidad y la verdad era que hacían un equipo excelente.
Paula no sintió el tiempo pasar hasta que Florencia entró a su oficina.
-Pau, ya me voy. Termine el afiche de las empresas "Ramsey".
-Esta bien Flor, nos vemos mañana.
-Cuidate.
Florencia salió de la oficina.
Terminó de arreglar sus cosas, tomó su bolso, apagó  la computadora y salió de la oficina y caminó hacia el estacionamiento. Abrió la puerta del conductor se introdujo en el auto y manejó a casa.
Al llegar observó que las luces de la sala estaban encendidas, probablemente Facundo estaría viendo tele. Caminó hacia la entrada de su casa, sacó las llaves de su bolso, y abrió la puerta.
Caminó por el vestíbulo de la casa y entró a la sala.
-Hola mi vida.
Facundo se encontraba sentado en el sofá que estaba frente a la tele, al escuchar el saludo, volteo a verla y Paula pudo ver furia en sus ojos.
-¿Por qué llegas tan tarde? – escupió
Paula estaba confundida. No sabía porque utilizaba ese tono con ella.
-Estaba terminando un trabajo, además no es tarde, son las ocho de la noche.
Facundo se levantó de golpe.
-¡Te dije por teléfono claramente que iba a llegar más temprano! ¿Y que me encuentro? Con que mi querida esposa no llego, por lo tanto mi cena no estaba servida. ¿Estabas con ese escritorcito verdad?! –gritó enojado
De pronto, Paula se asustó.
-¿Facundo que te pasa? ¿Por qué te enojas tanto? Ya te dije que estaba trabajando, Pedro no tiene nada que ver.
-¡No me contradigas! ¡Aca mando yo! –dictó
-Sabes, vengo cansada, no quiero discutir así que me voy a la habitación.
Paula giró sus talones dispuesta a caminar a su pieza cuando de pronto sintió como su marido la tomaba fuertemente de los brazos.
-¡¿Quién demonios te crees para dejarme hablando solo?!
-¡Facundo soltame, me estas lastimando!
-¿Crees que me importa? ¡Te mereces eso y más por ser tan insolente!
-¡¿Qué te pasa?! –dijo mientras el miedo recorría su cuerpo.
-¡Ya estoy harto de vos! ¡No pienso aguantar una insolencia más tuya! A partir de hoy no vas a venir a la casa después de las siete de la noche –gritó mientras la sacudía.
-¡Soltame! –gritó Paula
-¡Que te calles! ¿No entendes con palabras o qué? Sabes… creo que no lo haces.. y si no aprendes con palabras..¡Vas a aprender con golpes!
Paula simplemente se quedó helada, y el pánico se apodero de ella.



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 Espero que les guste la historia! cualquier cosa me pueden contactar en @heybett_

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