Un año después las heridas
estaban curadas.
Noches de llanto, de dolor,
recuerdos, frustración habían sido parte de esta larga recuperación, pero al
final el resultado era sorprendente.
Aquellos tres meses y medio tan
dolorosos ya no eran parte de su presente, Facundo ya no era ningún fantasma en
su vida. Nunca podría borrar lo acontecido, por ello había aprendido a vivir de
nuevo y dejar todo lo malo atrás.
¡Quién iba a imaginar que la vida
podría ser tan bella!
Hubo días en que deseó ya no
vivir, días en que se encontraba en un agujero tan hondo y negro que dudaba de
la existencia de la luz. Aun no se podía creer que una persona podría disfrutar
tanto de la vida.
Irónicamente las gracias se las
daba a su ex marido.
Sí, a esa persona que tanto daño
le hizo, a esa persona que la llevó a conocer el infierno en vida, pero por
ello, ahora se podía dar el lujo de ver cada detalle de la vida como algo
maravilloso y disfrutar como nadie.
La vida le brindaba una segunda
oportunidad y la estaba viviendo al máximo.
Aunque últimamente se encontraba
algo confundida. Las cosas con Pedro estaban algo extrañas y no entendía por
qué.
-¡Pedro dame ese plato!
-No- dijo sonriendo
-¡Yo los preparé son míos!
-¡Pero yo los compré!
-Está bien, te voy a dejar
servirte unos cuantos en otro plato.
Pedro soltó una carcajada.
-¿Estas loca? Yo no me conformo
con unos cuantos –dijo lo último sarcásticamente- ¿Sabes que por eso compro
bolsas grandes?
-¡Solta mis pochoclos, los vas a
tirar!
Pedro levantó aun más el plato,
muy lejos del alcance de Paula, ella en el intento de tomar el plato dio un
salto, que provocó que ambos tropezaran y casi cayeran al piso.
Por suerte Pedro reaccionó rápido
y la sostuvo, mientras que los pochoclos eran los que sufrían la caída.
Sus rostros quedaron de frente, y
lo único que hacían era verse a los ojos; Paula sintió como su pulso se
disparó, su corazón latía fuertemente en su pecho, ella juraba que se le iba a
salir.
Pedro tuvo que contener la
respiración, tener a Paula así de cerca no le hacía nada bien. Nada bien.
Hace unas semanas había
descubierto que había dejado de ver a Paula como la amiga de toda su vida, no
sabía por qué el cambio tan repentino, pero de que ahora la miraba como mujer,
eso era seguro.
No pudo evitar bajar su vista
hacia sus labios, cosa que ella notó, al instante se alejó.
-Gracias por no dejarme caer
Él asintió
-Te dije que los ibas a tirar…
-No los iba a tirar, pero si no
hubieras intentado saltar como una ardilla…
Paula rió.
-Ya, está bien, ¿Qué te parece si
los compartimos?
-¿Después de juntarlas del piso?
-Sí - dijo ella sin importancia
-Está bien.
Ambos rieron por la situación y
se enfocaron en juntar todas los pochoclos, al estar todos de nuevo en el plato
caminaron a la sala.
-¡Hey! ¿Qué tanto hacen que no
dejan dormir?
-Zaira son las tres de la tarde,
que vos sigas durmiendo es tu problema, no nuestro.
Ella le tiró un almohadón con
fuerza a Pedro.
Él lo atrapó a tiempo.
-Mira, ya que andas de papá ¿Por
qué no me acompañas al super por agua?
-Bueno–dijo resignado
Paula rió.
-Entonces voy a elegir una
película mientras.
-No, no, no! Espera a que volvamos,
vos siempre elegís películas malas.
-¡Hey!
-En esta si apoyo a Pedro.
Paula hizo una mueca.
-¡Apurense entonces! Porque se
acaban los pochoclos.
Pedro esperó a que Zaira
estuviera lista y salieron.
-Zai, necesito hablar von vos, de
algo serio.
-Pepe no me asustes ¿Qué pasa?
-Te lo voy a soltar así nada más
porque no sé como decírtelo, solo no grites.
-Muy bien, suéltalo.
-Creo, creo que me estoy
enamorando de Paula.
-¡Qué! –gritó lo más audible
posible
-¡Zaira no grites! –gritó Pedro
-¡Cómo queres que no grite!
–gritó
-¡Bajando la voz! –gritó
-¡Pero mira nada más como me decis
las cosas! –gritó
-¡Te dije que no sabía cómo decírtelo!
–gritó él
De pronto notaron como todas las
personas a su alrededor los veían asustados- ambos se alejaron.
-Pedro A. ¿Qué me acabas de
decir? –susurró
- Lo que escuchaste, y no me
mires así. Te juro que yo no tenía intención de hacerlo.
Zaira se lanzó a él abrazándolo
con fuerza y sonriendo.
-¡Me agarraste de sorpresa, pero
yo creo que es maravilloso!
- Yo no lo sé, estoy realmente
confundido.
-¿Paula lo sabe?
-¡Claro que no! Y espero por tu
bien que no le digas nada.
-Mi boca esta sellada compañero,
pero yo creo que se lo tenes que decir.
-No creo…con todo lo que paso, no
se si sea buena idea, además te aseguro que ella no me ve como yo la veo a
ella.
-Eso no lo sabrás hasta que le
digas lo que sentis. ¡Aww pero que lindo sería verlos a ustedes dos juntos!
¡Hacen una pareja perfecta!
-¿Vos decis? –dijo medio
sonriendo
-¡Sí! Creo que lo que tenes que hacer
es demostrárselo, sin decirle nada y esperar a ver si se da cuenta. Si no se
da, entonces hablas con ella. Pero de ninguna manera te podes quedar callado.
-No se Zai…
-Mira, yo voy a hablar con ella…
-¡No!
-¡Espera hombre! No de lo tuyo si
no de cómo se siente, tal vez ella ya quiera establecer una relación pero no se
anima….
-No sé si quiero saber la
respuesta
El celular de Pedro comenzó a
sonar, el cual contestó sin ver la pantalla.
-¿Se puede saber en donde están?
–dijo Paula
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