martes, 30 de abril de 2013

Capitulo 24


Un año después las heridas estaban curadas.
Noches de llanto, de dolor, recuerdos, frustración habían sido parte de esta larga recuperación, pero al final el resultado era sorprendente.
Aquellos tres meses y medio tan dolorosos ya no eran parte de su presente, Facundo ya no era ningún fantasma en su vida. Nunca podría borrar lo acontecido, por ello había aprendido a vivir de nuevo y dejar todo lo malo atrás.
¡Quién iba a imaginar que la vida podría ser tan bella!
Hubo días en que deseó ya no vivir, días en que se encontraba en un agujero tan hondo y negro que dudaba de la existencia de la luz. Aun no se podía creer que una persona podría disfrutar tanto de la vida.
Irónicamente las gracias se las daba a su ex marido.
Sí, a esa persona que tanto daño le hizo, a esa persona que la llevó a conocer el infierno en vida, pero por ello, ahora se podía dar el lujo de ver cada detalle de la vida como algo maravilloso y disfrutar como nadie.
La vida le brindaba una segunda oportunidad y la estaba viviendo al máximo.
Aunque últimamente se encontraba algo confundida. Las cosas con Pedro estaban algo extrañas y no entendía por qué.
-¡Pedro dame ese plato!
-No- dijo sonriendo
-¡Yo los preparé son míos!
-¡Pero yo los compré!
-Está bien, te voy a dejar servirte unos cuantos en otro plato.
Pedro soltó una carcajada.
-¿Estas loca? Yo no me conformo con unos cuantos –dijo lo último sarcásticamente- ¿Sabes que por eso compro bolsas grandes?
-¡Solta mis pochoclos, los vas a tirar!
Pedro levantó aun más el plato, muy lejos del alcance de Paula, ella en el intento de tomar el plato dio un salto, que provocó que ambos tropezaran y casi cayeran al piso.
Por suerte Pedro reaccionó rápido y la sostuvo, mientras que los pochoclos eran los que sufrían la caída.
Sus rostros quedaron de frente, y lo único que hacían era verse a los ojos; Paula sintió como su pulso se disparó, su corazón latía fuertemente en su pecho, ella juraba que se le iba a salir.
Pedro tuvo que contener la respiración, tener a Paula así de cerca no le hacía nada bien. Nada bien.
Hace unas semanas había descubierto que había dejado de ver a Paula como la amiga de toda su vida, no sabía por qué el cambio tan repentino, pero de que ahora la miraba como mujer, eso era seguro.
No pudo evitar bajar su vista hacia sus labios, cosa que ella notó, al instante se alejó.
-Gracias por no dejarme caer
Él asintió
-Te dije que los ibas a tirar…
-No los iba a tirar, pero si no hubieras intentado saltar como una ardilla…
Paula rió.
-Ya, está bien, ¿Qué te parece si los compartimos?
-¿Después de juntarlas del piso?
-Sí - dijo ella sin importancia
-Está bien.
Ambos rieron por la situación y se enfocaron en juntar todas los pochoclos, al estar todos de nuevo en el plato caminaron a la sala.
-¡Hey! ¿Qué tanto hacen que no dejan dormir?
-Zaira son las tres de la tarde, que vos sigas durmiendo es tu problema, no nuestro.
Ella le tiró un almohadón con fuerza a Pedro.
Él lo atrapó a tiempo.
-Mira, ya que andas de papá ¿Por qué no me acompañas al super por agua?
-Bueno–dijo resignado
Paula rió.
-Entonces voy a elegir una película mientras.
-No, no, no! Espera a que volvamos, vos siempre elegís películas malas.
-¡Hey!
-En esta si apoyo a Pedro.
Paula hizo una mueca.
-¡Apurense entonces! Porque se acaban los pochoclos.
Pedro esperó a que Zaira estuviera lista y salieron.

-Zai, necesito hablar von vos, de algo serio.
-Pepe no me asustes ¿Qué pasa?
-Te lo voy a soltar así nada más porque no sé como decírtelo, solo no grites.
-Muy bien, suéltalo.
-Creo, creo que me estoy enamorando de Paula.
-¡Qué! –gritó lo más audible posible
-¡Zaira no grites! –gritó Pedro
-¡Cómo queres que no grite! –gritó
-¡Bajando la voz! –gritó
-¡Pero mira nada más como me decis las cosas! –gritó
-¡Te dije que no sabía cómo decírtelo! –gritó él
De pronto notaron como todas las personas a su alrededor los veían asustados- ambos se alejaron.
-Pedro A. ¿Qué me acabas de decir? –susurró
- Lo que escuchaste, y no me mires así. Te juro que yo no tenía intención de hacerlo.
Zaira se lanzó a él abrazándolo con fuerza y sonriendo.
-¡Me agarraste de sorpresa, pero yo creo que es maravilloso!
- Yo no lo sé, estoy realmente confundido.
-¿Paula lo sabe?
-¡Claro que no! Y espero por tu bien que no le digas nada.
-Mi boca esta sellada compañero, pero yo creo que se lo tenes que decir.
-No creo…con todo lo que paso, no se si sea buena idea, además te aseguro que ella no me ve como yo la veo a ella.
-Eso no lo sabrás hasta que le digas lo que sentis. ¡Aww pero que lindo sería verlos a ustedes dos juntos! ¡Hacen una pareja perfecta!
-¿Vos decis? –dijo medio sonriendo
-¡Sí! Creo que lo que tenes que hacer es demostrárselo, sin decirle nada y esperar a ver si se da cuenta. Si no se da, entonces hablas con ella. Pero de ninguna manera te podes quedar callado.
-No se Zai…
-Mira, yo voy a hablar con ella…
-¡No!
-¡Espera hombre! No de lo tuyo si no de cómo se siente, tal vez ella ya quiera establecer una relación pero no se anima….
-No sé si quiero saber la respuesta
El celular de Pedro comenzó a sonar, el cual contestó sin ver la pantalla.
-¿Se puede saber en donde están? –dijo Paula

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