Paula estaba por fin enfrente de
su casa. ¡Florencia literalmente la había raptado todo el día! No entendía a
veces que le pasaba a esa mujer.
El día anterior solamente había
estado con Pedro en la noche ya que tuvo que quedarse hasta tarde trabajando en
un artículo en el diario. Por ello quería pasar todo su día con él, pero la
señorita no la había dejado. Lo extrañaba increíblemente.
Hablaron unas veces por teléfono
y lo había notado distante, probablemente estaba ocupado o estaba un poco
molesto.
¡Encima de todo el hambre la
estaba matando! Florencia no la había dejado comer nada de nada después del
almuerzo. Se estaba comportando de una forma muy extraña.
Mientras caminaba hacia la puerta
de entrada buscaba las llaves de la casa, cuando las encontró estaba justo
enfrente de la puerta. Al abrir la puerta se llevó una gran sorpresa.
Toda la casa estaba iluminada con
velas, de todos los tamaños pero nada más de dos colores: rojas y blancas. Era
algo verdaderamente impresionante, ahora entendía que la actitud de Florencia
tendría algo que ver en eso.
-¿Pepe?
Pedro salió desde el fondo de la
habitación con un traje negro impecable, traía consigo una gerbera roja además
de una de esas sonrisas irresistibles.
Las gerberas eran las flores
favoritas de Paula, pero las rojas tenían un significado especial, puesto que
había sido la que Pepe le regaló en su primera cita.
-Bienvenida a casa mi vida.
-Pepe…
Dijo bajando los brazos y tirando
su bolso.
-¿Qué es todo esto? –dijo con
evidente emoción
-Una sorpresa para mi novia… ¿Qué
te parece? ¿Crees que le va a gustar? –dijo sonriendo
Paula no pudo más.
Dejó escapar una sonrisa enorme y
se acercó lentamente a Pedro, cruzó sus brazos detrás de su cuello y habló.
-Te puedo decir que… le va a
encantar. Es hermoso Pepe.
Él en respuesta se inclinó
suavemente y tomó posesión de sus labios.
-Entonces, vamos a disfrutar del
resto de la noche. Estoy seguro que te estás muriendo de hambre.
-¿Florencia
lo sabía verdad? ¡No me dejo comer nada desde el almuerzo!
Pedro rió.
-Le comenté algo acerca de eso,
pero viendo como venis creo que exageró un poco…
Paula sonrió.
-¿Y cuál es el menú de ésta
noche?
-Comida china y si se
puede…postre.
Paula sonrió.
-Creo que es una gran
posibilidad.
Pedro tomó de la mano a Paula y
la dirigió hacia la sala, había preparado absolutamente todo.
La comida estaba servida en
platos estilo chino, lámparas de papel a juego y por supuesto la mesa baja con
los respectivos almohadones para sentarse. Los colores eran los mismos que las
velas más el negro.
-Pedro, te luciste con todo esto.
-Esa era la idea, además ésta es
una noche especial.
Paula quedó intrigada con eso,
pero prefirió no preguntar.
La cena fue estupenda, se mimaron
el uno al otro mientras disfrutaban de una deliciosa comida, Paula aceptó que
era una buena forma de comer sentada en unos almohadones, podía abrazar a su
novio con toda la comodidad del mundo.
-La comida estavo excelente….
-Lástima que no sé cocinar comida
china, si no ese halago iría para mí y no para los cocineros de China Queen.
Paula rió.
-Estás muy extraño el día de hoy,
te noto como nervioso ¿Pasó algo en el trabajo?
-No, te juro que no. Vos me pones
nervioso.
Paula sonrió.
-No te creo, pero ya voy a
averiguar…
Pedro sonrió y se acercó a sus
labios. Se besaron con dulzura disfrutando de cada sensación y sabor.
Lo que Paula no sabía era que
estaba a punto de descubrir por que los nervios de la noche.
-Ahora, acompáñame.
Pedro se había puesto de pie
mientras le daba la mano a Paula para ayudarla a levantarse.
-¿A dónde vamos? –preguntó con el
seño fruncido.
-Ya vas a ver.
Paula le dio su mano y caminaron
juntos escaleras arriba. Pedro sentía como su corazón golpeaba cada vez mas
fuerte su pecho, se estaba muriendo de los nervios, solo esperaba no
tartamudear a la hora justa.
Siguieron caminando hasta llegar
a las puertas del balcón de la habitación de él.
-¿Vamos al balcón?
Pedro asintió. Colocó a Paula
frente a él dándole la espalda y abrió las puertas.
Paula se quedó maravillada. Otra
sorpresa más, una hermosa sorpresa.
El balcón entero estaba lleno de
gerberas de todos los colores, la luna llena y las estrellas eran las únicas
luces que iluminaban en ese momento, la vista era hermosa.
-¿No te cansas de darme
sorpresas?
-¿Te gusta?
-¿Si me gusta? –Paula suspiró –
me fascina Pepe, es increíble.
Pedro sonrió con satisfacción,
todo marchaba como él esperaba que pasara. Había visto y consultado el
calendario e Internet mil veces para corroborar que esa noche hubiera luna
llena. Muchas noches había visto él aquel hermoso espectáculo cuando vivía
solo, le pareció una idea perfecta compartirlo con Paula, y marcar ese momento
como algo especial.
Tomó las manos de Paula, tomó una
gerbera roja y se la dio.
Era el momento.
-Pau…-dijo al tiempo que con el
dorso de su mano acariciaba su rostro. -Hace años que nosotros
comenzamos una gran amistad, recuerdo como si fuera el día de ayer los días que
te tenía que sacar cargando de las fiestas porque apenas y podías estar de pie.
Paula abrió la boca y se rió.
-¡Heym no seas mentiroso! ¡Fueron
como tres veces nada más!
Pedro sonrió.
-Fueron tantos los momentos que
pasamos juntos en la Universidad que llegamos a ser los mejores amigos del
mundo. Pasaste a mi lado los momentos más difíciles, los más dolorosos pero
también los más felices; me atrevería a decir que me conoces mejor que mi
propia madre.
Paula sonrió encantada.
-Pero no solo estuviste vos a mi
lado, yo también estuve en cada parte de tu vida desde el día en que nos
conocimos y me alegro de cada segundo que pasamos juntos. Era tan grande
nuestra amistad que por poco no me atreví a decirte que ese inmenso cariño que
tenía por vos se había convertido en amor. Ahora me doy cuenta que habría sido
el error más grande de mi vida, sos lo mejor que me pudo haber pasado.
Paula no pudo evitar que se le
aguaran los ojos y las lágrimas comenzaran a correr solas.
-Quiero pasar el resto de mi vida
con vos, quiero amarte cada día más, quiero despertarme con vos todas las
mañanas, quiero que nuestras vidas estén unidas para siempre.
Paula contuvo el aliento. ¿Pedro
estaba diciendo lo que ella creía que estaba diciendo? ¿¡Le estaba pidiendo casamiento?!
Pedro sacó una pequeña caja de
terciopelo negro de su bolso y lentamente se hincó ante ella.
Paula cubrió su boca con sus
manos. ¡Sí le estaba pidiendo casamiento!
-¿ Queres pasar el resto de tu
vida conmigo? ¿Me harías el honor de ser mi mujer para toda la vida?
Paula se encontraba temblando.
-¿Te queres casar conmigo?
Paula acercó sus manos hacia la
pequeña caja negra, desvió su mirada hacia los ojos de Pedro. Las dudas que
alguna vez pensó que existirían si llegaba ese momento nunca llegaron.
Asintió con su cabeza.
-¡Sí quiero pasar el resto de mi
vida a tu lado!
Pedro pudo respirar de nuevo y
sonreír.
Se puso de pie, cumplió con
ponerle el brillante en el lugar indicado a su, ahora prometida y la aferró a
sus brazos como nunca.
Paula se aprisionó lo más fuerte
que pudo a los brazos de Pedro, no podía describir la montaña de sentimientos
que se habían aglomerado en su corazón, la emoción, todo. No pudo evitar
soltarse en llanto.
Pedro la sintió temblar en sus
brazos, se preocupó un poco, así que se soltó un poco del abrazo.
-¿Pau? ¿Amor, que pasa? –preguntó
al tiempo que secaba las lágrimas que no dejaban de correr.
-Pepe, es que… no puedo creer
que…no tenes idea… Dios..
Pedro tomó su rostro entre sus
manos.
-Paula necesito que te
tranquilices.
-Es que…nunca pensé que, que esto
me volvería a pasar, jamás pensé que volvería a tener otra oportunidad, no creí
que podría ser tan feliz Pepe. No yo.
A Pedro le dio un vuelco su
corazón, Paula después de Facundo de cierta manera había construido un muro
alrededor de ella, donde no dejaba ver vulnerabilidad ninguna y justo ahora
esas barreras habían desaparecido.
Pedro habló con la vista fija en
sus ojos.
-Entonces creerlo, porque vos más
que nadie mereces ser feliz, vos más que nadie tenes derecho a otra oportunidad
de vivir, no tenes idea del honor que siento que me permitas ser esa persona a
la que le corresponde hacerte feliz; porque lo voy a hacer Paula, de mi cuenta
corre que de ahora en adelante todo sea felicidad, porque te amo ¿Me escuchas?
Te amo, y nada en este mundo va a poder cambiar lo que siento por vos.
Paula derramó más lágrimas,
lágrimas de felicidad. Amaba a ese hombre con todo su ser. Le daba gracias a
Dios por haberle dado una nueva oportunidad de vivir.
-Te amo más que a mi vida Pedro
Alfonso, nunca lo olvides.
Después de esa declaración, Pedro
se posesionó de sus labios. Se besaron lentamente, con pasión, era como si
estuvieran explorando sus bocas por primera vez, ambos estaban demostrando en
ese beso la magnitud de su amor, el cual jamás permitirían que terminara.
Poco a poco caminaron hacia el
interior de su dormitorio, donde una vez más con el corazón abierto, se
demostrarían con caricias todo ese amor que se encontraba en sus corazones.
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¡VIVA EL AMOR! ♥
Espero que les guste el cap! Ya queda poco para el final! :(
Gracias por todos sus comentarios!
Hasta mañana!
@HeyBett_
ayyyyyyyyy!! Me encantooo ♥
ResponderBorrarWouuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!!!!! Qué romántico!!!!!!!!!!! Me encantó!!!!!!
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