El día por fin había
llegado.
-¿Dónde está Pedro?
-¿Qué clase de
pregunta es esa? ¡Obvio no está aca!
-¿Cómo que no está aca?
¡Ésta es su casa!
- Si, será su casa,
¡Pero no puede ver a la novia antes de la boda!
-Sí, es de mala
suerte- corroboró Florencia.
Paula puso los ojos
en blanco; sus amigas supersticiosas habían logrado que su prometido le
mintiera diciéndole que nada más dormiría en otra habitación y para colmo ¡Lo
sacaban de su propia casa!
-¡Bueno pero que
haces ahi parada! ¡Ya es hora de arreglarse!
Paula de pronto
olvidó todo y una sonrisa enorme iluminó su rostro.
-¡ Llego el dia!
¡Me caso con Pepe! –gritó entusiasmada, como si de pronto cayera en cuenta que
el momento había llegado.
Sus amigas
respondieron complacidas con el entusiasmo de su amiga y se pusieron manos a la
obra.
Ambas se habían
encargado de contratar peluquero y maquillador para todas estar
resplandecientes, sobre todo la novia.
-¡Oh Marco! ¡El
maquillaje está perfecto! ¡Todo está saliendo perfecto! –dijo al borde las
lágrimas.
-¡Oh no…no…no!
¡Nada de llorar nena! Te puse maquillaje contra del agua, pero ya sabes que
estas empresas para vender hacen de todo, no te confíes.
Paula sonrió.
-Me dejaste
preciosa Marco, te debo la vida.
Marco soltó una
carcajada tremenda al tiempo que posaba una mano en su pecho.
-¡Que modestia por
parte de la novia! Pero es cierto… ¡Felicidades Paula…te mereces tanto esta fiesta!
Pero por favor no olvides tu promesa de mandarme una foto de tu futuro marido
en frac.
-¡Shh! ¡Que no te escuchen
las chicas que van con el chisme! ¡Pedro me mata si se entera! No puedo creer
que haya accedido a tal cosa. ¡Será mi marido!
-¡Oh por favor! Un
pretendiente más, un pretendiente menos…total ¡Estará casado con vos!
Paula rió.
-Dejame decirte que
sos el perfecto anti estrés para una casamiento. ¡Me la estoy pasando increíble
desde ya!
-Así debe ser corazon,
es tú día. Disfrutalo.
Horas más tarde
todas las mujeres y el equipo estaban reunidos ante el espejo del cuarto de Paula.
Paula se había
colocado su vestido de novia. Estaba casi lista.
Paula recorrió con
sus manos todo el vestido en su cuerpo, no perdiéndose de vista en el espejo,
suspiró.
-Pau ...-dijeron
sus amigas al unísono a punto de llorar.
-No puedo creer que
este día por fin haya llegado…después de….todo.
-¡Sos una novia
hermosa Paula Chaves! –dijo uno del equipo.
Ella sonrió
encantada por el halago y dio las gracias, todos siguieron con su trabajo pero
ella decidió quedarse unos momentos más frente al espejo.
La felicidad sí
existía, y ella no podía ser más feliz.
¡Su casamiendo con Pedro
había llegado! En cuestión de horas serían marido y mujer. Ella sería la Sra. Alfonso,
Paula Chaves de Alfonso.
Le gustaba como
sonaba.
Siempre había
querido la boda con vestido blanco, al casarse con Facudno había dado por
perdido ese sueño, pero ahora sabía que todo su sufrimiento valdría la pena.
Tenía la suerte de
estar con Pedro para toda su vida, probablemente si Facundo nunca hubiese hecho
lo que hizo ahora no estaría enfrente de un espejo esperando a casarse de nuevo
con su mejor amigo.
Ahora comprendía
que las cosas pasaban por algo, tal vez habría sido mejor de otra forma… pero
ya no era momentos de lamentos. Esos días oscuros y negros ya no existían; aun
no podía entender como Pedro lograba hacerla feliz de estar viva cada segundo
de su vida.
Lo amaba con toda
el alma.
-¿Qué hora es?
-¡Calmate hombre!
-Me voy a calmar en
el momento en que vea llegar a Paula… antes no.
Sus amigos rieron
ante el nerviosismo de su amigo, pero podían ver ese brillo especial en sus
ojos. Estaba feliz, más feliz que nunca y se alegraban por ello.
Varios periodistas
y cámaras se encontraban fuera de la iglesia, dado que Pedro era un escritor
muy controversial, la noticia de la boda se había regado como pan caliente y
ahora todos ansiaban una preciosa foto del novio y la novia.
-Paula no sabes
cuánto me alegro de que vos y Pepe vayan a formar una familia, ustedes siempre
se han querido tanto… no puedo imaginar pareja más perfecta que ustedes.
Mereces ser muy feliz y sé que Pedro hará hasta lo imposible porque así sea.
-Ya lo está
haciendo Zai, ya lo está haciendo. No sé que habría sido de mi vida sin él,
jamás pensé en llegar a amar a alguien así. Gracias por todo y por haber estado
ahi cuando más lo necesité.
-No tenes nada que
agradecer, hemos sido amigas siempre y siempre lo vamos a ser.
Zaira estaba
levantando su mano cuando….
-¡Ni se te ocurra Zaira
Nara! ¡No pienso escupirme en mi mano y menos tocar tu saliva! Ya Pedro me
contó lo que hiciste con él…
-Pero…
-¡Pero nada es mi casamiento
y no quiero hacerlo!
-¡Ya se te subió a
la cabeza! ¡No puede ser!
Paula se rió del
berrinche de su amiga.
Florencia se acercó
a ella y la abrazó.
-Muchas felicidades
compañera de trabajo –dijo sonriendo- después de todo encontraste a tu hombre
perfecto. Me alegro tanto por ustedes dos, aunque espero que no te enojes por
el romance que Pepe y yo mantenemos aparte.
Paula rió.
-No te preocupes jamás
se me ocurriría interferir en eso, tampoco entre el amor con los muffins.
-Eso espero!
-Te deseo la
felicidad más grande del mundo Pau, has sido tan valiente y fuerte que mereces
ya un poco de paz, me encanta verte esa sonrisa que tenes a diario no la pierdas
nunca. Y te quería pedir un favor… ya voy a hablar con Pedro también.
-A ver, ¿De qué se
trata?
-¡Que te apures a
hacernos tías a Zaira y a mí!
Paula soltó una
carcajada y abrazó a Florencia.
-Gracias Flor,
gracias por siempre haber estado ahi a pesar de todo y muchas gracias por dejar
entrar a Pedro en tu vida también.
-Es un encanto de
hombre Pau, supo cómo ganarme.
Paula sonrió.
Las tres subieron a
la limosina.
-¡Ya viene la
novia! ¡Ya viene la novia! –se escucharon los gritos.
Padro sintió como
su corazón se disparaba en un dos por tres, él se encontraba cerca de la puerta
de la iglesia y salió a verificar los gritos.
En efecto, la
limosina blanca que traía al amor de su vida y a sus mejores amigas se estaba
estacionando enfrente de la iglesia, los flashes comenzaron a dispararse y él
solamente tuvo ojos para ella.
En el momento en
que salió, se quedó sin aliento.
Estaba
increíblemente hermosa, estaba preciosa, estaba…. Perfecta.
Hasta ahora
entendía el por qué de todo eso de no ver el vestido antes de la boda, no era
porque diera mala suerte, era para disfrutar ese momento, no habría sido lo
mismo si él ya hubiera visto el vestido.
Los ojos de ambos
se encontraron, él sonrió y solamente con la boca le dijo que estaba hermosa,
ella rió con las flores en manos y se dijo que jamás había visto algo tan
perfecto.
De pronto sintió
como unos brazos lo empujaban, ¿Qué estaba pasando?
-¡Eh! ¡Soltame!
–gritó Pedro.
-¡Que soltame ni
que nada!, ¡Es hora de comenzar esta boda!
Uno de sus amigos
los arrastró hasta el atrio de la Iglesia, en el lugar donde le correspondía
estar, Pedro estaba ansioso por verla entrar.
Poco a poco las
personas fueron entrando a la Iglesia después de haberle dedicado una mirada a
la novia, la Iglesia se llenó completamente, de pronto todo quedó en silencio.
El padre entró a la
Iglesia, todos se pusieron de pie. La marcha nupcial comenzó a sonar al ritmo
de los violines, Pedro alzó la mirada y enfocó su vista a la entrada de la
Iglesia, sentía como su estómago se apretaba y su corazón no dejaba de
latir…había esperado tanto por ese momento.
Las damas de honor
se hicieron presentes junto a los padrinos; Zaira iba encantada del brazo de Hernan,
un amigo del diario, Florencia por su parte también relucía una gran sonrisa.
De pronto, aquella
silueta tan conocida y encantadora apareció en la puerta, venía acompañada de
su tío, familia departe de su padre. Había regresado al país después de varios
años, él no estaba enterado de todo lo sucedido con Paula y al saberlo se había
sentido terriblemente mal de no haber estado con ella. `Pedro y él se conocían
porque cuando estaban en la Universidad, él todavía vivía en el país; había
estado muy emocionado con la noticia de que ambos fueran a casarse.
Con aquél vestido
blanco tan elegante que mostraba aquella cintura pequeña y torneaba de una
manera tan esplendorosa sus pechos pero de una forma muy apropiada, con aquella
pequeña caída voluptuosa del vestido parecía una princesa. Amaba el peinado
escogido por Paula, estaba recogido en una media cola, por lo que dejaba mitad
de pelo suelto rizado, el moño que levantaba la otra parte de su cabello era
exquisito y se veía radiante con aquel par de aros que sus damas de honor le
habían otorgado.
Jamás olvidaría
aquella imagen de quien ahora sería su mujer, quedaría grabada para toda la
vida en su memoria.
Paula no podía
evitar sonreír y dejar de ver a su futuro marido en el atrio, veía aquella
mirada de adoración y admiración y no pudo evitar sentirse la mujer más hermosa
del mundo. Estaba feliz. Estaba nerviosa, pero quería llegar ya junto a él.
El camino se le
hizo eterno, pero al llegar a los brazos de Pedro todo quedó en el olvido, su
tío la entregó, ellos se dieron la mano y después de eso todo se concentró en
ellos dos.
Pedro la besó en la
mejilla después de haber sido entregada, juro haber escuchado varios suspiros,
luego el padre comenzó la misa, ninguno de los dos pudo evitar dedicarse
miradas cómplices durante la ceremonia, y la sonrisa tampoco despareció para
ninguno de los dos.
La lectura de los
votos fue la parte más emotiva puesto ambos habían hecho llorar a la mayoría de
personas dentro de la Iglesia, se olvidaron de todos los presentes y
simplemente habían declarado lo que sus corazones hace mucho no podían ocultar,
su amor era inmenso y simplemente no lo querían esconder.
El momento
culminante llegó.
-Ahora los declaro
marido y mujer, puede besar a la novia –dijo el Padre.
Pedro y Paula
voltearon para quedar frente a frente.
-Antes déjame
decirte que estás hermosa con ese vestido, ahora ya entiendo por que el novio
no lo debe de ver antes de la boda, me dejaste sin aliento al salir de la
Iglesia, estas hermosa Pau. Te Amo.
Ella rió.
-Yo también Te Amo
pero sigo esperando mi beso Sr. Alfonso y toda la Iglesia también.
Él sonrió encantado
y sin esperar un minuto más acercó sus labios a los de ella, con sus manos
entrelazadas se dedicaron a ese beso en cuerpo y alma, por supuesto con el
debido respeto por estar dentro de una Iglesia.
Toda la Iglesia
aplaudió, ellos dejaron de besarse y sonrieron a la multitud, listos para salir
de la mano como los esposos que ahora eran.
Una nueva vida los
esperaba juntos, no podían creer que al fin su sueño se hiciera realidad,
comenzaban las nuevas ilusiones, las nuevas promesas, las nuevas oportunidades
junto a las demás personas que siempre los acompañarían.
No podían pedirle
más a la vida.
Fin!
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El amor todo lo cura...
Y bueno... Acá se fue el ultimo capitulo!
Mañana tendran el EPILOGO!
Muchas gracias por sus comentarios! :)
Hasta mañana chicas!
Muy buena la novela, súper agrapante!!!! Esperé con ansias cada uno de los capítulos. Felicitaciones a la escritora
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