domingo, 5 de mayo de 2013

Capitulo 34


El sonido del teléfono los asustó y despertó a ambos.
-Mmm… ¿Qué hora es?
-No lo sé…
El teléfono seguía sonando.
Paula se estiró para contestar el teléfono.
-No contestes, estamos muy cómodos así.
La noche había sido muy emotiva y ellos aun seguían entrelazados bajo las sábanas.
-Puede ser importante…
-Eso dijiste la vez pasada y cortaron el teléfono.
-Pero está vez si puede ser importante.
Paula contestó el teléfono ante la refunfuñaría de su prometido.
-¿Buenos días?
-¿Pau? ¿Estabas dormida? ¡Lo siento! ¡Lo Siento! ¡Lo siento! Te juro que no quería llamar pero esto es importante.
Paula se sentó en la cama, Pedro se incorporó de lado colocando el codo en la almohada y sosteniendo su cabeza.
-No te preocupes, decime que pasó.
-Antes que nada ¡Felicidades! Muero por darte un abrazo.
Paula rió.
-Gracias Flor.
-Bueno, ahora pasando al tema para que tu prometido no se enoje, ¿Te acordas de la empresa eléctrica que necesitaba una campaña publicitaria completa?
-Sí, por supuesto.
-Acaban de llamar que van a venir a las tres de la tarde a cerrar el trato si logramos convencerlos.
-¡Qué! ¿Hablas enserio?
-¡Sí! ¡Esto Es grande Pau!
-Entonces deja que me arreglo y voy para la oficina.
-¡Hey! –protestó Pedro
-De acuerdo, decile a Pepe que siento robarte especialmente este día. ¡Muero por ver el anillo, Pedro no me dejo verlo antes!
Paula le dedicó una mirada a él y sonrió.
-Pues hizo bien. ¡Te veo más tarde!
Paula colgó el teléfono.
-¿Cómo es eso de que vas para la oficina? Hoy no te toca trabajar.
-Ya lo sé, pero la empresa eléctrica está interesada en que nosotros hagamos su campaña publicitaria completa. Es una gran oportunidad y llegarán hoy a las tres de la tarde.
Pedro hizo cara de fastidio.
-Malditos, no pudieron escoger otro día.
Paula rió y lo besó.
-Creeme que yo tampoco tengo ganas de moverme de esta cama.
Él sonrió.
-¿Qué te parece si te acompaño? No tengo ganas de separarme de vos ni un segundo.
Paula sonrió.
-¿Una ducha juntos entonces?
No había sido solamente una ducha. El tenerse piel con piel con la emoción presente de pronto ser una familia, no pudieron evitar demostrase una vez más que se amaban.
Después de desayunar y vestirse salieron rumbo a la oficina.
Al llegar, simplemente vieron una cabellera negra abalanzarse hacia ellos.
-¡Por Dios! –gritó Pepe.
-¡Flor!
-¡Felicidades! ¡Felicidades! ¡No saben lo emocionada que estoy porque ya estén comprometidos! ¡Se ven divinos!
-Nos vemos igual que siempre –dijo Paula.
-¡Claro que no! ¡Se ven más radiantes que nunca! ¡Ya me imagino el día de su casamiento! Pero hablando de radiantes mostrame esa mano ¡Ya!
Pedro soltó una carcajada.
-¡ Dios mío! ¡Está hermoso! ¿Quién diría que escribir daría tanto dinero?
Pedro le dedicó una mirada nada agradable a Florencia.
- No habra más muffins para vos.
-¡Vamos no te enojes, era una broma!
Paula abrazó a Pedro y le dio un beso en la mejilla.
-Ayer se me pasó decirte que el anillo es perfecto y maravilloso. Es perfecto, me encanta.
Pedro sonrió satisfecho y le guiñó el ojo.
Las horas pasaron y Pedro decidió salir a comprar algo para que todos almorzaran antes de que los de la empresa eléctrica llegaran.
-Enseguida regreso.
Florencia y Paula siguieron trabajando en la propuesta, Florencia se internó en su oficina para sacar unos papeles que utilizarían.
La campana de la puerta sonó indicando que alguien había entrado a la tienda.
Paula levantó la vista hacia el hombre que acaba de entrar, estaba vestido con una enorme gabardina negra y no dejaba ver su rostro.
-Lo siento pero el día de hoy estamos cerrados.
El hombre no habló.
Paula sintió una sensación extraña, acompañada de miedo.
-¿Señor? ¿Me escuchó? ¿Qué desea?
-Tengo una deuda pendiente.
Esa voz se le hacía muy conocida, pero no podía escuchar bien debido que él tenía tapada la boca con una bufanda.
-¿Una deuda? ¿De algún trabajo?
-No precisamente.
-¿Cuál es su nombre?
En ese momento el hombre se quitó la gabardina, la bufanda y el sombrero que traía puestos.
-Conoces muy bien mi nombre, querida.
-¡Facundo! –gritó aterrada
El pánico se apoderó de ella.



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