jueves, 2 de mayo de 2013

Capitulo 30


-¡La comida esta exquisita!
-Lo sé, ya no puedo más.
Después de que ambos hubieron declarado sus sentimientos, los nervios desparecieron completamente.
Disfrutaron de una cena maravillosa, además de divertirse como hacía mucho tiempo no lo hacían ellos dos solos.
El mozo a final llegó con la cuenta en mano.
Pedro la examinó e hizo una expresión de que ya se esperaba que la salida no fuera a salir tan barata, Paula frunció el seño.
-¿Cuánto salió?
-¿Para qué queres saber?
-Estoy segurísima que esta cena te costo un ojo de la cara.
Pedro rió.
-Si ese fuese el caso ¿Cuál es el problema?
-¡Que no pienso dejar que pagues vos toda la cena!
-¡Yo te invité! Además dejame decirte que no importa lo que han cobrado, valio la pena, creeme.
Paula no pudo responder ante eso.
Pedro sonrió.
-Vos no te preocupes ¿de acuerdo? Te prometo que la próxima vez te llevo a un carritode la costanera. Así ya no pondrás esa carita.
Paula se rió.
-Dale, por lo menos decime cuanto salió.
-¡Que necia sos! ¡No te lo voy a decir!
-Pedro….
-Paula, por favor. Yo te invité, la cena fue mi idea.
-Pero…
-Pero nada, yo pago.
-Está bien, está bien ya no insisto.
Al terminar la pequeña discusión, Pedro pagó la cuenta y salieron del restaurante.
La diferencia estaba en que al entrar ellos habían guardado cierta distancia, ahora caminaron abrazados hacia el auto. Una vez enfrente de él Pedro no pudo resistirse y la abrazó fuertemente.
Ella se dejó querer. Sentir la fuerza y el calor de su abrazo era algo que necesitaba, se sentía protegida, mimada, querida. No quería que la soltara nunca, se sentía muy bien estar entre sus brazos, sentía que era el lugar que le correspondía.
¿Por qué no se había dado cuenta de sus sentimientos antes?
Pedro suspiró y besó la cabeza de Payla; gesto que la hizo sonreír.
-¿Queres que regresemos a la casa?
Aun seguían abrazados.
Ella negó con la cabeza.
-¿Qué te parece si vamos a caminar un rato por el parque que está cerca de casa?
-Me gusta la idea.
Pasaron unos minutos hasta que ambos por fin se separaron de su abrazo, pedro como el caballero que siempre fue,le abrió la puerta a Paula, una vez ya dentro ella, él tomó su lugar frente al volante.
Pedro con un poco de duda, más con la seguridad de lo que deseaba hacer, volteó su mano derecha hacia ella, Paula sonrió y entrelazó su mano izquierda con la de él. El camino hasta el parque fue silencioso, mas no incómodo, de alguna manera cada uno estaba asimilando lo que acababa de pasar en el restaurante e incluso lo que estaba pasando en ese mismo momento.
Eran dos adolescentes de nuevo que no sabían que era lo correcto a hacer, no querían estropear nada, pero a la vez querían hacer de todo. Era emocionante.
Al llegar al parque ambos bajaron de auto, Pedro volvió a tomar la mano de Paula entre la suya y comenzaron a caminar. Paula se recostó en su hombro y se aferró a su brazo, Pedro disfrutó de la sensación.
-¿Te acordas cuando en la universidad nos sentábamos a ver las estrellas?
-¿Cómo olvidarlo? Al día siguiente un gran cero estaba pintado en mis exámenes.
Paula rió y le dio un golpe.
-¿Queres recordar viejos tiempos? –dijo él
-Más bien, combinar los tiempos.
Pedro sonrió. Él se detuvo y al mismo tiempo lo hizo Paula, buscaron el lugar perfecto para admirar las estrellas.
-Mmm…creo que no había considerado el factor vestido para esto…
Pedro rió.
-¡Oh vamos! Solamente estoy yo aca, prometo no ver de más. Si queres te presto mi saco…
Paula sonrió.
-Está bien.
Pedro fue el primero en sentarse, su espalda quedó recostada en el tronco de un árbol, al momento de sentarse Paula, ella hizo que Pedro se tapara los ojos, el muy obediente lo hizo y en segundos Paula se encontraba recostada en él, con el saco en sus piernas.
Pedro la apretó contra si, cariñosamente.
Ella suspiró.
-Extrañaba esto.
-Sí, hacía mucho que no me paraba a ver las estrellas, menos con vos.
-Lo sé, muchas cosas cambiaron en cuanto me casé con Facundo.
Pedro se puso algo tenso.
-¿Todavía te duele?
-No. Lo que verdaderamente me costo superar es la traición. Desde lo de Facundo me cuesta mucho confiar en las personas. No sé si algún día voy a volver a hacerlo.
-¿Confías en mí?
Paula levantó su rostro hacia él.
-Existen tres personas de las que jamás podría desconfiar, esas personas son Zai, Flor y por supuesto vos. Yo cometí el error más grande de mi vida al casarme con Facundo.
Pedro comenzó una caricia suave en su rostro.
-¿Lo amabas?
-Yo creo que…creí que lo amaba.
Pedro no respondió.
-Ahora me estoy convenciendo de que, lo que sentí por él fue algo parecido al amor, que por supuesto él se encargó de enterrar. Creo que el verdadero amor es lo que estoy empezando a sentir.
Pedro sintió como el flujo de su circulación comenzaba a acelerarse, las palabras de Paula significaban mucho para él.
Lentamente acortó la distancia entre los dos, con una mano acercó el rostro de ella hacia él, cerraron los ojos; así enfrente de la luna y el resto de las estrellas compartieron el beso que sería el inicio de un gran amor.



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Sobredosis de amor!♥♥
Espero que les gusten los capitulos!
Hasta mañana!:)

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