sábado, 11 de mayo de 2013

Epilogo




-Les cuento mi historia, no para que se lamenten y me dediquen miradas de compasión, no para desahogarme porque yo ya tuve tiempo suficiente para hacerlo, lo hago para ayudarlas a ustedes a que abran los ojos y se den cuenta que no están solas.
-Les aseguro que quedarse calladas es lo peor que pueden hacer, hace más daño que "intentar proteger" a alguien, y si no lo hacen por eso si no porque piensan que esa persona que las está golpeando las ama, es mentira.  Amor no es igual a dolor, el amor no debe ser tormentoso, el amor no provoca lágrimas amargas.
-Se los digo porque después de que decidí decir la verdad, cuando decidí que ya no guardaría más secretos ni soportaría más dolor, mis amigos me ayudaron a salir del infierno en el cual vivía. Ahora conozco lo que es el amor verdadero, ahora soy verdaderamente feliz, cuando me encontraba en esos momentos tan oscuros en donde pensé que la felicidad era una ilusión, que viviría eternamente en la oscuridad hubo una persona que me mostró y sigue mostrando todo lo contrario.
-Puedo decir que alcance el cielo en la tierra porque, mi marido me enseño lo que es vivir, lo que es el amor, lo que es ser feliz. Sí, me volví a casar por más increíble que parezca, pero yo les digo que no se cierren porque allá afuera está la persona indicada para nosotros, yo sí creo que las cosas pasan por algo y la experiencia que yo viví con Facundo fue para que aprendiera a vivir cada momento de mi vida con gozo, con alegría, a disfrutar de las pequeñas cosas que muchas veces pasamos por alto.
-Les aseguro que no se van a arrepentir de hablar y denunciar a aquella persona que les esté haciendo daño, no va a ser fácil, no va a ser de un día para otro que el tormento terminará, porque sí, yo viví un tormento muy largo pero que no es nada comparado a lo que estoy viviendo ahora.
-Espero de verdad que no hagan oídos sordos a lo que les estoy diciendo, y para terminar les voy a presentar a esa persona que me hizo encontrar la luz, que me dio la fuerza y esperanza necesaria para creer y seguir adelante y que ahora me ha dado dos ilusiones más.
Pedro subió al escenario con una bebé en brazos y un pequeño de su mano. Paula sonrió al verlos y sus ojos se iluminaron aun más.
Pedro se acercó a su mujer y la besó brevemente en los labios, ella tomó a la bebé en sus brazos y él cargo al ams pequeño.
-Les presento a mi marido Pedro, ellos son mis hijos: Mateo y Valentina.
Mateo saludó sonriente a toda la multitud, sus padres rieron mientras que las mujeres sonreían al verlo.
-No tengan miedo, porque el miedo las puede hundir, enfréntense a él y van a ver lo felices que pueden llegar a ser como lo soy yo ahora.
Pedro abrazó a su mujer, la multitud que estaba presente se levantó a aplaudir. Había sido una charla muy emotiva y terminar presentando a su nueva felicidad, había terminado de mover algo en aquellas mujeres.

Horas después cuando la charla había terminado, la familia entera se encontraba en su casa esperando lo que sería su almuerzo.
-Pau… ¿Te dije que estoy muy orgulloso de vos?
Ella sonrió y lo abrazó.
-No sería nada sin vos, eso tenelo por seguro.
-Claro que lo serías, sos mucho más fuerte de lo que crees, no te subestimes.
Paula después del casamiento y unas cuantas semanas de descanso, había tomado la decisión de hacer charlas a grupos de mujeres que eran golpeadas por sus maridos pero que simplemente no lo aceptaban y se quedaban calladas.
Ella le había encontrado otro lado positivo a lo sucedido con su ex - marido, si su experiencia podría servir para salvar la vida de otras mujeres no había nada más que pensar. Formó un grupo con otras mujeres más con casos similares a los de ella y comenzaron a buscar grupos, iglesias e instituciones que las apoyaran.
Cada vez había más charlas y eso la alegraba bastante.
-Si las chicas no se apuran todos vamos a morir  de hambre, excepto esta princesa que ya tiene su comida.
-¿Verdad que sí? –dijo sonriendo a la bebé.
Ella movió sus piecitos y rió suavemente.
Pedro tenía en sus brazos a Valentina, le estaba dándola mamadera. Se veía tan tierno cuando estaba con ella, amaba verlo con un bebé en los brazos, era un excelente padre, de eso no había duda.

Valentina tenía seis meses, cuando ambos se enteraron de su llegada no podían haber sido más felices, Pedro estaba encantado con la idea de tener una nena a la cual podría proteger y celar. Ella estaría encantada de convertirla en toda una señorita conforme pasaran los años.
Era una bebé hermosa, que a pesar de su edad se la pasaba sonriendo.
Pedro tendría que espantar a muchos jóvenes cuando ella creciera, de eso estaba segura.
Mateo era otra historia, era un nene travieso pero encantador. Podía engañar a cualquiera con esos ojos de perrito arrepentido, eran muy expresivos, iguales a los de Pedro, se parecía mucho a él. Tenía dos años ya, estaba enorme.
Aun recordaba la emoción de ella y su marido al enterarse por accidente de que serían padres por primera vez. Pedro no dejaba de mimarla, abrazarla y revolotear por todas las tiendas de bebes habidas y por haber; bueno ella estuvo igual. Cuando supieron que sería un varon, Pedro se emocionó bastante, comenzó a hablar de cómo le enseñaría a jugar futbol, que se encargaría de enseñarle de cuidar a su mamá, de cómo conquistar chicas…en fin.
Ella por su parte estaba más feliz que nunca, estaba anhelando ser madre desde el día en que se casó con Pedro pero decidieron esperar porque querían disfrutar del estar casados y solos por un tiempo. Es cierto que Mateo no fue planeado pero había sido la sorpresa más maravillosa de su vida.
Amaba ser madre y sabía que Pedro amaba ser padre.
¡Y qué decir de las tías!
¡Adoraban ser tías para malcriar a sus sobrinos!
Florencia y Zaira vivían comprando juguetes y consintiendo a ambos niños, Paula reprobaba tanto a las dos. Sin embargo a Pedro le causaba gracia, solo una vez que si se pasaron al dejar hacer una travesura a Mateo y él se encargó de ponerlas en su lugar.
Era raro ver a Pedro enojado y serio, pero de vez en cuando era necesario para darle un poco de disciplina a Mateo, a él si le hacía caso cuando se ponía serio. Tampoco querían que su hijo hiciera lo que quisiera, pero no lo regañaban por cualquier cosa, después de todo era un niño.
Pedro les dedicaba tiempo a todos, jugaba futbol con Mateo o lo que él quisiera jugar y a Valen la trataba como a una verdadera princesa, no quería imaginarse cuando creciera y ella pudiera manipularlo a su antojo, porque Paula sabia que no podría resistirse a los encantos de su princesa, tendría que ser ella quien pusiera la disciplina en el caso.
Paula tampoco se podía quejar, Pedro era muy atento con ella, siempre le llevaba flores, le hacía el desayuno, le ofrecía masajes y nunca dejaba de recordarle cuanto la amaba. Además de que por supuesto las noches de intimidad o cuando encontraban un pequeño espacio de soledad, él no los dejaba pasar.

El timbre comenzó a sonar y Paula fue a abrir la puerta.
-¡Llego el almuerzo!
-¡Al fin! –se escuchó a pedro al fondo.
Todas rieron.
Pasaron a la sala, Pedro llegó minutos después ya que dejó a Valen en su cuarto.
-¡Tía Flor! ¿Me das uno de esos?
–Claro que si campeón.
-No le va a gustar –dijo Pepe.
-¡Wacala! –dijo tratando de escupir lo que se acababa de meter a la boca.
-Mateo…. –advirtió su madre.
Él pequeño le hizo ojitos a su madre.
-No campeón, vos se lo pediste a tu tía, es de mala educación regresarlo.
-¡Oh vamos! ¿Queres que vomite? –dijo Zaira a Pepe.
-Zaira…
- Está bien, no digo nada.
Mateo terminó comiéndose un pedazo de queso que le había pedido a Florencia y todos rieron al ver la expresión que puso.
Florencia y Zaira iban muy seguido a visitarlos a ambos, aun seguían viviendo juntas pero pronto no sería así. Zaira por fin había conocido al “señor perfecto”, como casualidades de la vida era Juan Ferrara, el policia que alguna vez interrogó a Paula.
Florencia tenía un novio, pero no sabía en qué nivel de relación estaban, pero no le preocupaba.
En la noche cuando ya las visitas se habían ido, Pedro, Paula y Mateo se dedicaron a ver la televisión hasta que el pequeño quedó dormido.
-¡Vamos a acostarte campeón!
El pequeño solo refunfuñó en cuanto lo movieron, Paula se rió de él.
Pedro lo cargó y lo acostó en su habitación, ambos se despidieron de él deseándole buenas noches.
Paula sabía que a Pedro le encantaría tener más hijos, pero ella estaba pensandolo, la idea de más partos no le causaba ninguna gracia en absoluto, pero había sacrificios que valían la pena. Por el momento tenían suficiente con Mateo y Valentina.
La bebé no se había despertado para nada desde hace dos horas, y hace mucho que no despertaba por las noches, así que se podría decir que estaban completamente solos.
Pedro se acercó a Paula por la espalda y le besó la parte de atrás de su cuello.
-Los dos ya están bien dormiditos.
Paula rió.
-¿Estás seguro?
-Completamente –dijo sonriendo.
Ella se volteó y lo besó en los labios.
-Te amo.
-Yo también te amo Paula, no lo olvides jamás. Me encanta que tengamos dos hijos, estemos casados y sea tan feliz a tu lado.
Ella sonrió.
-¿Qué te puedo decir yo que no te haya dicho ya?
-No me digas nada, mejor demostramelo.
Lo último lo dijo cargándola de sorpresa para llevarla a la cama.
Paula rió y protestó divertida, para después dejarse llevar por ese amor que la había salvado, para deleitarse de todas las sensaciones que el estar juntos le hacían sentir.
Para vivir la maravillosa vida que ahora tenían juntos.

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Y oficialmente, este es el final!
Muchisimas gracias por cada uno de sus comentarios y la buena onda!
A pesar de ser una novela adaptada fue muy bien aceptada por uds!
Espero que les haya gustado! De corazon! 
Y...millones de gracias!


#Creditos a Gabriela! :) 

Y aca les dejo la nueva historia http://lahistoriaoriginalpyp.blogspot.com.ar/  Espero que les guste! :)

1 comentario:

  1. Hermosa historia y con mucha enseñanza!!!! Gracias x escribir tan hermosa novela!!!

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