Los días siguieron pasando y Pedro
se esforzó al máximo con detalles hacia Paula, continuó haciéndole el desayuno
todas las mañanas, le llevaba flores, regalos, se portaba mucho más atento con
ella y de vez en cuando la acariciaba de una forma mucho más intima que como
amigos.
Pero al parecer Paula no
reaccionaba, se hacía la loca o lo estaba ignorando.
Pedro se estaba desesperando,
esperaba que no le tocara hablar con ella porque si no se daba cuenta con los
detalles era una muestra de que jamás lo vería como nada más que su mejor
amigo.
Le dolía en el alma pensar en
eso.
Estaba seguro de no querer perder
su amistad, pero sabía que en el mismo momento que hablara las cosas cambiarían
entre los dos, para bien o para mal. Las cosas indicaban que para mal.
No culparía a Paula si su
relación se enfriaba y se alejaba de él, pero estaba seguro que no lo
soportaría demasiado. Estaba considerando seriamente quedarse callado.
-Chicas, esto no está dando
resultado y si no lo está dando es por algo.
-¿Chicas? –preguntó Zaira
levantando una ceja
-¿Como queres que les diga,
señoras?
Florencia rió, mientras que Zaira
le pegó.
-¡Cómo te atreves!
-¡Eh! ¿Por qué me agredis? ¿Qué
no eras vos la que no estaba contenta
por como las llamé?
-¡Sí pero no es para que nos
llames señoras! ¡Qué no ves que estamos en plena adolescencia!
-Bueno tanto como adolescencia…
-¡Pedro!
Pedro rió.
-Está bien, me quedo callado.
-Pepe, no podes darte por
vencido, en algún punto Paula se va a dar cuenta. –dijo Florencia
-Eeeh… pasaron semanas y Paula no
se dio cuenta de nada, o no me quiere decir nada para no lastimarme, cosa que
me resulta mucho peor. Ya no sé qué hacer.
-¿Si la besas? –dijo Zaira.
-¡Estás loca! –gritó
-¡Hey muchachito! ¡Tranquilo! Era
una sugerencia.
Pedro estrechó su mirada.
-Ya tomé una decisión, si Paula
no me dice nada para el final de esta semana me retiro. No pienso hablar con
ella y mucho menos seguir con este jueguito que me está matando.
-¡No te podes dar por vencido!
-¡Es que no hay nada por que vencerse! ¡Paula no me ve más que como su
amigo! ¡Contra eso no puedo luchar! –gritó desesperado
-Pedro….
-¡No! La decisión está tomada. Ya
no quiero hablar más de esto, voy a salir a caminar para despejarme, las veo
más tarde.
Pedro se levantó de la silla y se
fue. Zaira y Florencia intercambiaron una mirada.
-Es hora de intervenir.
-De eso no me queda la menor
duda, no entiendo cómo Paula puede ser tan despistada.
-Es increíble, el pobre de Pedro
se deshace por ella, y Paula lo trata como siempre.
-Es comprensible que esté
desesperado.
-Pero yo le voy sacar esa venda,
esto no puede seguir así.
-Pedro se va a enojar si nos
metemos y si le comentamos a Paula sobre sus sentimientos.
-Pero es un riesgo que tenemos
que correr.
-En eso estoy de acuerdo.
Justamente en ese momento Paula
entró a la casa, las saludo a ambas y se sentó junto a ellas.
-¿Dónde está Pedro? ¿Creí que hoy
no trabajaba?
-¿Lo extrañas? –preguntó Zaira.
-Ehhh…
-Hablando de Pedro, ¿ No lo notaste
extraño últimamente? –preguntó Florencia.
-¿Cómo de qué forma?
-No sé, no sé. ¿No lo ves como
nervioso cuando te habla?
-Mmmm, la verdad, la verdad no.
-¿Estás segura?
-Bueno, lo único que note es que
se volvio un poco más detallista, pero me imagino que es porque Zaira y yo
vivimos ahora aca y quiere que nos sintamos más cómodas.
Florencia y Zaira se quisieron
colgar.
Pedro tenía razón en estar
desesperado.
¡Cómo era posible que no se diera
cuenta que los detalles eran exclusivamente para ella!
-Paula, ¿Sos o te haces?
–preguntó Zaira.
-¿De qué hablas?
-¡Pues de vos tarada! ¡Cómo es
posible que no te des cuenta que los detalles que tiene Pedro, son únicamente
para vos!
-¿Cómo que para mí? Sos vos la
que está delirando. Con vos Pepe se porta muy bien.
-Pau, lo que Zaira quiere decir
es que, Pedro en general se porta muy bien con todos, pero con vos es especial.
-¿Especial?
-Paula, es enserio. ¿No has
notado nada? ¿Pero así nada?
-Pues….
-¡El hombre te lleno la oficina
de flores! ¡De regalos! ¡Te hace el desayuno todos los días!
Paula comenzó a ponerse nerviosa,
sintió también como su pulso comenzaba a incrementar de velocidad. Empezaba a
comprender a donde querían llegar sus amigas, tenía miedo de escuchar lo que
dirían.
-Están insinuando que Pedro…
-¡Sí! Que Pedro se está
comportando así porque empezó a sentir algo más que cariño por vos.
-No…no creo que…
-¡Pepe se desvive por vos! No lo
niegues, por favor.
Paula se levantó de su asiento y
comenzó a caminar de un lado a otro sin decir nada, sus amigas la seguían con
la mirada, esperando cualquier tipo de reacción ante la bomba lanzada.
-Dios mío, Dios mío, Dios mío….
-Pau respira….
-¡No puedo! ¡Se dan cuenta de lo
que está pasando! ¡Pedro se está enamorando de mí y yo ni cuenta! Ahora
comprendo lo del repentino cambio de actitud… ahora comprendo… Dios….
-¿Cómo te sentis al respecto?
-No lo sé. ¡Pedro es mi mejor
amigo! ¡Siempre lo fue! Todo esto es tan confuso… ¿Cómo? ¿Cuándo? Dios no puedo
con esto….
-Paula relajate…
-¿Cómo me pedis eso? ¡Me acabo de
enterar que mi mejor amigo siente algo más que cariño por mí!
-Te acabas de enterar porque vos
así lo quisiste, quizás incluso sea ya demasiado tarde.
-¿De qué hablas?
-Pedro nos dijo que si no dabas
seña de cualquier cosa esta semana desistiría y no te diría nada, no te quiere
perder.
-¿Se los dijo a ustedes?
-A mí sí, el pobre ya no podía
más.
-Yo me di cuenta, luego le saqué
la información. Pero creeme que no
podemos creer que necesitaras ayuda de nosotras para darte cuenta de la
situación, Pepe fue muy obvio, demasiado.
-¡Pero es Pedro! ¡Eso es lo que
hizo que no me diera cuenta!
-¿Qué pensas hacer?
-No lo sé, esto es demasiado…yo
no sé qué es lo que siento.
-Para mí que lo tenes muy claro,
desde hace tiempo –dijo Florencia
-Yo opino igual, lo que pasa es
que te negas a darte cuenta, y no entiendo por que.
-Paula, te digo enserio que no
hay nada de malo que salgas con Pedro, no hay nada de malo en que te enamores
de él. Pedro no es Facundo, mejor dicho Pedro no se convertirá en Facundo. No
tengas miedo.
Paula no pudo responder.
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