sábado, 11 de mayo de 2013

Epilogo




-Les cuento mi historia, no para que se lamenten y me dediquen miradas de compasión, no para desahogarme porque yo ya tuve tiempo suficiente para hacerlo, lo hago para ayudarlas a ustedes a que abran los ojos y se den cuenta que no están solas.
-Les aseguro que quedarse calladas es lo peor que pueden hacer, hace más daño que "intentar proteger" a alguien, y si no lo hacen por eso si no porque piensan que esa persona que las está golpeando las ama, es mentira.  Amor no es igual a dolor, el amor no debe ser tormentoso, el amor no provoca lágrimas amargas.
-Se los digo porque después de que decidí decir la verdad, cuando decidí que ya no guardaría más secretos ni soportaría más dolor, mis amigos me ayudaron a salir del infierno en el cual vivía. Ahora conozco lo que es el amor verdadero, ahora soy verdaderamente feliz, cuando me encontraba en esos momentos tan oscuros en donde pensé que la felicidad era una ilusión, que viviría eternamente en la oscuridad hubo una persona que me mostró y sigue mostrando todo lo contrario.
-Puedo decir que alcance el cielo en la tierra porque, mi marido me enseño lo que es vivir, lo que es el amor, lo que es ser feliz. Sí, me volví a casar por más increíble que parezca, pero yo les digo que no se cierren porque allá afuera está la persona indicada para nosotros, yo sí creo que las cosas pasan por algo y la experiencia que yo viví con Facundo fue para que aprendiera a vivir cada momento de mi vida con gozo, con alegría, a disfrutar de las pequeñas cosas que muchas veces pasamos por alto.
-Les aseguro que no se van a arrepentir de hablar y denunciar a aquella persona que les esté haciendo daño, no va a ser fácil, no va a ser de un día para otro que el tormento terminará, porque sí, yo viví un tormento muy largo pero que no es nada comparado a lo que estoy viviendo ahora.
-Espero de verdad que no hagan oídos sordos a lo que les estoy diciendo, y para terminar les voy a presentar a esa persona que me hizo encontrar la luz, que me dio la fuerza y esperanza necesaria para creer y seguir adelante y que ahora me ha dado dos ilusiones más.
Pedro subió al escenario con una bebé en brazos y un pequeño de su mano. Paula sonrió al verlos y sus ojos se iluminaron aun más.
Pedro se acercó a su mujer y la besó brevemente en los labios, ella tomó a la bebé en sus brazos y él cargo al ams pequeño.
-Les presento a mi marido Pedro, ellos son mis hijos: Mateo y Valentina.
Mateo saludó sonriente a toda la multitud, sus padres rieron mientras que las mujeres sonreían al verlo.
-No tengan miedo, porque el miedo las puede hundir, enfréntense a él y van a ver lo felices que pueden llegar a ser como lo soy yo ahora.
Pedro abrazó a su mujer, la multitud que estaba presente se levantó a aplaudir. Había sido una charla muy emotiva y terminar presentando a su nueva felicidad, había terminado de mover algo en aquellas mujeres.

Horas después cuando la charla había terminado, la familia entera se encontraba en su casa esperando lo que sería su almuerzo.
-Pau… ¿Te dije que estoy muy orgulloso de vos?
Ella sonrió y lo abrazó.
-No sería nada sin vos, eso tenelo por seguro.
-Claro que lo serías, sos mucho más fuerte de lo que crees, no te subestimes.
Paula después del casamiento y unas cuantas semanas de descanso, había tomado la decisión de hacer charlas a grupos de mujeres que eran golpeadas por sus maridos pero que simplemente no lo aceptaban y se quedaban calladas.
Ella le había encontrado otro lado positivo a lo sucedido con su ex - marido, si su experiencia podría servir para salvar la vida de otras mujeres no había nada más que pensar. Formó un grupo con otras mujeres más con casos similares a los de ella y comenzaron a buscar grupos, iglesias e instituciones que las apoyaran.
Cada vez había más charlas y eso la alegraba bastante.
-Si las chicas no se apuran todos vamos a morir  de hambre, excepto esta princesa que ya tiene su comida.
-¿Verdad que sí? –dijo sonriendo a la bebé.
Ella movió sus piecitos y rió suavemente.
Pedro tenía en sus brazos a Valentina, le estaba dándola mamadera. Se veía tan tierno cuando estaba con ella, amaba verlo con un bebé en los brazos, era un excelente padre, de eso no había duda.

Valentina tenía seis meses, cuando ambos se enteraron de su llegada no podían haber sido más felices, Pedro estaba encantado con la idea de tener una nena a la cual podría proteger y celar. Ella estaría encantada de convertirla en toda una señorita conforme pasaran los años.
Era una bebé hermosa, que a pesar de su edad se la pasaba sonriendo.
Pedro tendría que espantar a muchos jóvenes cuando ella creciera, de eso estaba segura.
Mateo era otra historia, era un nene travieso pero encantador. Podía engañar a cualquiera con esos ojos de perrito arrepentido, eran muy expresivos, iguales a los de Pedro, se parecía mucho a él. Tenía dos años ya, estaba enorme.
Aun recordaba la emoción de ella y su marido al enterarse por accidente de que serían padres por primera vez. Pedro no dejaba de mimarla, abrazarla y revolotear por todas las tiendas de bebes habidas y por haber; bueno ella estuvo igual. Cuando supieron que sería un varon, Pedro se emocionó bastante, comenzó a hablar de cómo le enseñaría a jugar futbol, que se encargaría de enseñarle de cuidar a su mamá, de cómo conquistar chicas…en fin.
Ella por su parte estaba más feliz que nunca, estaba anhelando ser madre desde el día en que se casó con Pedro pero decidieron esperar porque querían disfrutar del estar casados y solos por un tiempo. Es cierto que Mateo no fue planeado pero había sido la sorpresa más maravillosa de su vida.
Amaba ser madre y sabía que Pedro amaba ser padre.
¡Y qué decir de las tías!
¡Adoraban ser tías para malcriar a sus sobrinos!
Florencia y Zaira vivían comprando juguetes y consintiendo a ambos niños, Paula reprobaba tanto a las dos. Sin embargo a Pedro le causaba gracia, solo una vez que si se pasaron al dejar hacer una travesura a Mateo y él se encargó de ponerlas en su lugar.
Era raro ver a Pedro enojado y serio, pero de vez en cuando era necesario para darle un poco de disciplina a Mateo, a él si le hacía caso cuando se ponía serio. Tampoco querían que su hijo hiciera lo que quisiera, pero no lo regañaban por cualquier cosa, después de todo era un niño.
Pedro les dedicaba tiempo a todos, jugaba futbol con Mateo o lo que él quisiera jugar y a Valen la trataba como a una verdadera princesa, no quería imaginarse cuando creciera y ella pudiera manipularlo a su antojo, porque Paula sabia que no podría resistirse a los encantos de su princesa, tendría que ser ella quien pusiera la disciplina en el caso.
Paula tampoco se podía quejar, Pedro era muy atento con ella, siempre le llevaba flores, le hacía el desayuno, le ofrecía masajes y nunca dejaba de recordarle cuanto la amaba. Además de que por supuesto las noches de intimidad o cuando encontraban un pequeño espacio de soledad, él no los dejaba pasar.

El timbre comenzó a sonar y Paula fue a abrir la puerta.
-¡Llego el almuerzo!
-¡Al fin! –se escuchó a pedro al fondo.
Todas rieron.
Pasaron a la sala, Pedro llegó minutos después ya que dejó a Valen en su cuarto.
-¡Tía Flor! ¿Me das uno de esos?
–Claro que si campeón.
-No le va a gustar –dijo Pepe.
-¡Wacala! –dijo tratando de escupir lo que se acababa de meter a la boca.
-Mateo…. –advirtió su madre.
Él pequeño le hizo ojitos a su madre.
-No campeón, vos se lo pediste a tu tía, es de mala educación regresarlo.
-¡Oh vamos! ¿Queres que vomite? –dijo Zaira a Pepe.
-Zaira…
- Está bien, no digo nada.
Mateo terminó comiéndose un pedazo de queso que le había pedido a Florencia y todos rieron al ver la expresión que puso.
Florencia y Zaira iban muy seguido a visitarlos a ambos, aun seguían viviendo juntas pero pronto no sería así. Zaira por fin había conocido al “señor perfecto”, como casualidades de la vida era Juan Ferrara, el policia que alguna vez interrogó a Paula.
Florencia tenía un novio, pero no sabía en qué nivel de relación estaban, pero no le preocupaba.
En la noche cuando ya las visitas se habían ido, Pedro, Paula y Mateo se dedicaron a ver la televisión hasta que el pequeño quedó dormido.
-¡Vamos a acostarte campeón!
El pequeño solo refunfuñó en cuanto lo movieron, Paula se rió de él.
Pedro lo cargó y lo acostó en su habitación, ambos se despidieron de él deseándole buenas noches.
Paula sabía que a Pedro le encantaría tener más hijos, pero ella estaba pensandolo, la idea de más partos no le causaba ninguna gracia en absoluto, pero había sacrificios que valían la pena. Por el momento tenían suficiente con Mateo y Valentina.
La bebé no se había despertado para nada desde hace dos horas, y hace mucho que no despertaba por las noches, así que se podría decir que estaban completamente solos.
Pedro se acercó a Paula por la espalda y le besó la parte de atrás de su cuello.
-Los dos ya están bien dormiditos.
Paula rió.
-¿Estás seguro?
-Completamente –dijo sonriendo.
Ella se volteó y lo besó en los labios.
-Te amo.
-Yo también te amo Paula, no lo olvides jamás. Me encanta que tengamos dos hijos, estemos casados y sea tan feliz a tu lado.
Ella sonrió.
-¿Qué te puedo decir yo que no te haya dicho ya?
-No me digas nada, mejor demostramelo.
Lo último lo dijo cargándola de sorpresa para llevarla a la cama.
Paula rió y protestó divertida, para después dejarse llevar por ese amor que la había salvado, para deleitarse de todas las sensaciones que el estar juntos le hacían sentir.
Para vivir la maravillosa vida que ahora tenían juntos.

-----------------------------------------------------------------------------------

Y oficialmente, este es el final!
Muchisimas gracias por cada uno de sus comentarios y la buena onda!
A pesar de ser una novela adaptada fue muy bien aceptada por uds!
Espero que les haya gustado! De corazon! 
Y...millones de gracias!


#Creditos a Gabriela! :) 

Y aca les dejo la nueva historia http://lahistoriaoriginalpyp.blogspot.com.ar/  Espero que les guste! :)

viernes, 10 de mayo de 2013

Capitulo 40 (Final)



El día por fin había llegado.
-¿Dónde está Pedro?
-¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Obvio no está aca!
-¿Cómo que no está aca? ¡Ésta es su casa!
- Si, será su casa, ¡Pero no puede ver a la novia antes de la boda!
-Sí, es de mala suerte- corroboró Florencia.
Paula puso los ojos en blanco; sus amigas supersticiosas habían logrado que su prometido le mintiera diciéndole que nada más dormiría en otra habitación y para colmo ¡Lo sacaban de su propia casa!
-¡Bueno pero que haces ahi parada! ¡Ya es hora de arreglarse!
Paula de pronto olvidó todo y una sonrisa enorme iluminó su rostro.
-¡ Llego el dia! ¡Me caso con Pepe! –gritó entusiasmada, como si de pronto cayera en cuenta que el momento había llegado.
Sus amigas respondieron complacidas con el entusiasmo de su amiga y se pusieron manos a la obra.
Ambas se habían encargado de contratar peluquero y maquillador para todas estar resplandecientes, sobre todo la novia.
-¡Oh Marco! ¡El maquillaje está perfecto! ¡Todo está saliendo perfecto! –dijo al borde las lágrimas.
-¡Oh no…no…no! ¡Nada de llorar nena! Te puse maquillaje contra del agua, pero ya sabes que estas empresas para vender hacen de todo, no te confíes.
Paula sonrió.
-Me dejaste preciosa Marco, te debo la vida.
Marco soltó una carcajada tremenda al tiempo que posaba una mano en su pecho.
-¡Que modestia por parte de la novia! Pero es cierto… ¡Felicidades Paula…te mereces tanto esta fiesta! Pero por favor no olvides tu promesa de mandarme una foto de tu futuro marido en frac.
-¡Shh! ¡Que no te escuchen las chicas que van con el chisme! ¡Pedro me mata si se entera! No puedo creer que haya accedido a tal cosa. ¡Será mi marido!
-¡Oh por favor! Un pretendiente más, un pretendiente menos…total ¡Estará casado con vos!
Paula rió.
-Dejame decirte que sos el perfecto anti estrés para una casamiento. ¡Me la estoy pasando increíble desde ya!
-Así debe ser corazon, es tú día. Disfrutalo.
Horas más tarde todas las mujeres y el equipo estaban reunidos ante el espejo del cuarto de Paula.
Paula se había colocado su vestido de novia. Estaba casi lista.
Paula recorrió con sus manos todo el vestido en su cuerpo, no perdiéndose de vista en el espejo, suspiró.
-Pau ...-dijeron sus amigas al unísono a punto de llorar.
-No puedo creer que este día por fin haya llegado…después de….todo.
-¡Sos una novia hermosa Paula Chaves! –dijo uno del equipo.
Ella sonrió encantada por el halago y dio las gracias, todos siguieron con su trabajo pero ella decidió quedarse unos momentos más frente al espejo.
La felicidad sí existía, y ella no podía ser más feliz.
¡Su casamiendo con Pedro había llegado! En cuestión de horas serían marido y mujer. Ella sería la Sra. Alfonso, Paula Chaves de Alfonso.
Le gustaba como sonaba.
Siempre había querido la boda con vestido blanco, al casarse con Facudno había dado por perdido ese sueño, pero ahora sabía que todo su sufrimiento valdría la pena.
Tenía la suerte de estar con Pedro para toda su vida, probablemente si Facundo nunca hubiese hecho lo que hizo ahora no estaría enfrente de un espejo esperando a casarse de nuevo con su mejor amigo.
Ahora comprendía que las cosas pasaban por algo, tal vez habría sido mejor de otra forma… pero ya no era momentos de lamentos. Esos días oscuros y negros ya no existían; aun no podía entender como Pedro lograba hacerla feliz de estar viva cada segundo de su vida.
Lo amaba con toda el alma.

-¿Qué hora es?
-¡Calmate hombre!
-Me voy a calmar en el momento en que vea llegar a Paula… antes no.
Sus amigos rieron ante el nerviosismo de su amigo, pero podían ver ese brillo especial en sus ojos. Estaba feliz, más feliz que nunca y se alegraban por ello.
Varios periodistas y cámaras se encontraban fuera de la iglesia, dado que Pedro era un escritor muy controversial, la noticia de la boda se había regado como pan caliente y ahora todos ansiaban una preciosa foto del novio y la novia.

-Paula no sabes cuánto me alegro de que vos y Pepe vayan a formar una familia, ustedes siempre se han querido tanto… no puedo imaginar pareja más perfecta que ustedes. Mereces ser muy feliz y sé que Pedro hará hasta lo imposible porque así sea.
-Ya lo está haciendo Zai, ya lo está haciendo. No sé que habría sido de mi vida sin él, jamás pensé en llegar a amar a alguien así. Gracias por todo y por haber estado ahi cuando más lo necesité.
-No tenes nada que agradecer, hemos sido amigas siempre y siempre lo vamos a ser.
Zaira estaba levantando su mano cuando….
-¡Ni se te ocurra Zaira Nara! ¡No pienso escupirme en mi mano y menos tocar tu saliva! Ya Pedro me contó lo que hiciste con él…
-Pero…
-¡Pero nada es mi casamiento y no quiero hacerlo!
-¡Ya se te subió a la cabeza! ¡No puede ser!
Paula se rió del berrinche de su amiga.
Florencia se acercó a ella y la abrazó.
-Muchas felicidades compañera de trabajo –dijo sonriendo- después de todo encontraste a tu hombre perfecto. Me alegro tanto por ustedes dos, aunque espero que no te enojes por el romance que Pepe y yo mantenemos aparte.
Paula rió.
-No te preocupes jamás se me ocurriría interferir en eso, tampoco entre el amor con los muffins.
-Eso espero!
-Te deseo la felicidad más grande del mundo Pau, has sido tan valiente y fuerte que mereces ya un poco de paz, me encanta verte esa sonrisa que tenes a diario no la pierdas nunca. Y te quería pedir un favor… ya voy a hablar con Pedro también.
-A ver, ¿De qué se trata?
-¡Que te apures a hacernos tías a Zaira y a mí!
Paula soltó una carcajada y abrazó a Florencia.
-Gracias Flor, gracias por siempre haber estado ahi a pesar de todo y muchas gracias por dejar entrar a Pedro en tu vida también.
-Es un encanto de hombre Pau, supo cómo ganarme.
Paula sonrió.
Las tres subieron a la limosina.

-¡Ya viene la novia! ¡Ya viene la novia! –se escucharon los gritos.
Padro sintió como su corazón se disparaba en un dos por tres, él se encontraba cerca de la puerta de la iglesia y salió a verificar los gritos.
En efecto, la limosina blanca que traía al amor de su vida y a sus mejores amigas se estaba estacionando enfrente de la iglesia, los flashes comenzaron a dispararse y él solamente tuvo ojos para ella.
En el momento en que salió, se quedó sin aliento.
Estaba increíblemente hermosa, estaba preciosa, estaba…. Perfecta.
Hasta ahora entendía el por qué de todo eso de no ver el vestido antes de la boda, no era porque diera mala suerte, era para disfrutar ese momento, no habría sido lo mismo si él ya hubiera visto el vestido.
Los ojos de ambos se encontraron, él sonrió y solamente con la boca le dijo que estaba hermosa, ella rió con las flores en manos y se dijo que jamás había visto algo tan perfecto.
De pronto sintió como unos brazos lo empujaban, ¿Qué estaba pasando?
-¡Eh! ¡Soltame! –gritó Pedro.
-¡Que soltame ni que nada!, ¡Es hora de comenzar esta boda!
Uno de sus amigos los arrastró hasta el atrio de la Iglesia, en el lugar donde le correspondía estar, Pedro estaba ansioso por verla entrar.
Poco a poco las personas fueron entrando a la Iglesia después de haberle dedicado una mirada a la novia, la Iglesia se llenó completamente, de pronto todo quedó en silencio.
El padre entró a la Iglesia, todos se pusieron de pie. La marcha nupcial comenzó a sonar al ritmo de los violines, Pedro alzó la mirada y enfocó su vista a la entrada de la Iglesia, sentía como su estómago se apretaba y su corazón no dejaba de latir…había esperado tanto por ese momento.
Las damas de honor se hicieron presentes junto a los padrinos; Zaira iba encantada del brazo de Hernan, un amigo del diario, Florencia por su parte también relucía una gran sonrisa.
De pronto, aquella silueta tan conocida y encantadora apareció en la puerta, venía acompañada de su tío, familia departe de su padre. Había regresado al país después de varios años, él no estaba enterado de todo lo sucedido con Paula y al saberlo se había sentido terriblemente mal de no haber estado con ella. `Pedro y él se conocían porque cuando estaban en la Universidad, él todavía vivía en el país; había estado muy emocionado con la noticia de que ambos fueran a casarse.
Con aquél vestido blanco tan elegante que mostraba aquella cintura pequeña y torneaba de una manera tan esplendorosa sus pechos pero de una forma muy apropiada, con aquella pequeña caída voluptuosa del vestido parecía una princesa. Amaba el peinado escogido por Paula, estaba recogido en una media cola, por lo que dejaba mitad de pelo suelto rizado, el moño que levantaba la otra parte de su cabello era exquisito y se veía radiante con aquel par de aros que sus damas de honor le habían otorgado.
Jamás olvidaría aquella imagen de quien ahora sería su mujer, quedaría grabada para toda la vida en su memoria.
Paula no podía evitar sonreír y dejar de ver a su futuro marido en el atrio, veía aquella mirada de adoración y admiración y no pudo evitar sentirse la mujer más hermosa del mundo. Estaba feliz. Estaba nerviosa, pero quería llegar ya junto a él.
El camino se le hizo eterno, pero al llegar a los brazos de Pedro todo quedó en el olvido, su tío la entregó, ellos se dieron la mano y después de eso todo se concentró en ellos dos.
Pedro la besó en la mejilla después de haber sido entregada, juro haber escuchado varios suspiros, luego el padre comenzó la misa, ninguno de los dos pudo evitar dedicarse miradas cómplices durante la ceremonia, y la sonrisa tampoco despareció para ninguno de los dos.
La lectura de los votos fue la parte más emotiva puesto ambos habían hecho llorar a la mayoría de personas dentro de la Iglesia, se olvidaron de todos los presentes y simplemente habían declarado lo que sus corazones hace mucho no podían ocultar, su amor era inmenso y simplemente no lo querían esconder.
El momento culminante llegó.
-Ahora los declaro marido y mujer, puede besar a la novia –dijo el Padre.
Pedro y Paula voltearon para quedar frente a frente.
-Antes déjame decirte que estás hermosa con ese vestido, ahora ya entiendo por que el novio no lo debe de ver antes de la boda, me dejaste sin aliento al salir de la Iglesia, estas hermosa Pau. Te Amo.
Ella rió.
-Yo también Te Amo pero sigo esperando mi beso Sr. Alfonso y toda la Iglesia también.
Él sonrió encantado y sin esperar un minuto más acercó sus labios a los de ella, con sus manos entrelazadas se dedicaron a ese beso en cuerpo y alma, por supuesto con el debido respeto por estar dentro de una Iglesia.
Toda la Iglesia aplaudió, ellos dejaron de besarse y sonrieron a la multitud, listos para salir de la mano como los esposos que ahora eran.
Una nueva vida los esperaba juntos, no podían creer que al fin su sueño se hiciera realidad, comenzaban las nuevas ilusiones, las nuevas promesas, las nuevas oportunidades junto a las demás personas que siempre los acompañarían.
No podían pedirle más a la vida.


Fin!

-----------------------------------------------------------------------------------

El amor todo lo cura...
Y bueno... Acá se fue el ultimo capitulo!
Mañana tendran el EPILOGO!
Muchas gracias por sus comentarios! :)
Hasta mañana chicas! 

jueves, 9 de mayo de 2013

Capitulo 39


  -Está un poco flojo, lo quiero un poco más ajustado.
-Paula tampoco vas a estar como una sardina ¡No vas a poder bailar!
-¡Mira como se ve, parece que tuviera una bolsa en el estómago!
-Zaira deja a Pau, es su vestido. Es su Casamiento.
-Gracias Flor.
Zaira resopló.
-Está bien, está bien ya no digo nada.
Los preparativos para la boda ya estaban en proceso. No querían retrasar nada, en cuestión de dos meses Paula y Pedro serían marido y mujer.
Paula estaba muy emocionada. Por fin podría usar el vestido blanco enorme con el que siempre soñó casarse. Con Facundo su boda solamente había sido por el civil, así que no hubo nada de vestidos, nada de iglesia y nada de damas de honor. Pero esta vez Pedro y ella se estaban encargando que todo fuera perfecto y como debía ser.
-Está quedando hermoso Pau…
Paula tuvo que tomar un respiro y verse al espejo. Todo parecía un sueño, el vestido estaba quedando tal y como se lo había imaginado.
-¡Buenas tardes..! –dijo feliz.
-¡Pedro! –gritaron las tres al unísono.
Florencia y Zaira corrieron a la entrada.
-¿Qué crees que estás haciendo?
-¡No podes pasar! ¡Andate! ¡Fuera!
Desde el fondo se escuchó un grito de Paula.
-¡Hey tampoco es para que lo traten así!
-¡La novia tenía que ser! –bufó Zaira.
Pedro rió.
-¿Me podrían decir que está pasando? No entiendo nada.
-¡Paula se está probando su vestido!
-¡Así es! Por lo tanto vos no la puedes ver; es de mala suerte.
Pedro rodó los ojos.
-Está bien, está bien, no voy a entrar. ¿Pero no es necesario que salga cierto?
-No, creo que exageramos un poco –dijo Flor.
-¿Un poco?
-¡Bueno bastante!
Pedro soltó una carcajada.
Unos minutos después Paula estaba lista para partir. Pedro se levantó inmediatamente al verla y la saludó como debe saludar un prometido a su prometida.
-Comprendemos la necesidad que tienen, pero por favor contrólense enfrente de nosotras.
Pedro y Paula rieron.
-Sara, ¿Para cuándo es la otra cita?
-Dentro de dos semanas.
-Muchas gracias.
Todos se despidieron de la diseñadora.
-¿Necesitas que te llevemos a casa Zai?
-No se preocupen por mí, tengo varias citas con varios departamentos.
Pedro hizo una mueca.
-¡No me hagas caras! ¡ sabes perfecto que ahora más que nunca tengo que irme de tu casa!
-Ni le respondas Pepe, además yo la voy a acompañar, así de una vez por todas se decide por uno. –dijo Flor.
Todos se rieron.
A los pocos minutos cada pareja se encontraba en camino a su destino, Paula y Pedro seguirían buscando las cosas para su boda.
-¿Recuerdos o regalos?
-¡Regalos! –gritó entusiasmada.

Pedro y Paula habían quedado con una tienda departamental para que ellos pudieran seleccionar una lista de los artículos que los invitados y allegados a su boda podrían comprar para ellos.
De esa manera evitaban los regalos repetidos y todo sería de acuerdo a su gusto; lo único que faltaba es que ellos seleccionaran exactamente cuáles serían los regalos.
-Buenas tardes señorita.
-Buenas tardes, ¿En que los puedo ayudar?
-Venimos a escoger los regalos para nuestro casamiento.
-¡Ah! ¿Ustedes son Paula y Pedro Alfonso?
Ellos asintieron felices.
-¡Encantados de tenerlos aca! Pasen, adelante y disfruten.
La señorita les había dado un dispositivo para que marcaran todo lo que desearan.
-Te vas con cuidado Paula.
Ella sonrió maliciosa.
-¡Dejame disfrutar esto! Vamos a seleccionar absolutamente todo lo que nos guste…
Pedro sabía que todas las mujeres eran un peligro con efectivo o tarjetas de crédito en mano, pero estaba aterrado con Paula. ¡Había seleccionado de todo sin medirse! El simplemente había escuchado el sonido de aceptado millones de veces…
Aunque debía aceptar que era divertido. ¡Él no tendría que gastar ni un centavo! Además también participo en la selección de regalos.
-¡Esto es increíble! -dijo riendo Paula.
Al terminar ambos salieron con una sonrisa enorme en el rostro.
-Bueno, creo que me enviciaste con esa máquina ¿Qué te parece si nos casamos de nuevo el otro año también? –dijo Pedro.
Paula soltó una carcajada, seguidamente tomó posesión de los labios de su prometido.
-Pensándolo bien, esto me gusta más.
Ella sonrió.
-¿Listo para seguir?
-¡Por supuesto!
-Amor, me refiero a los recuerdos.
Pedro hizo una cara de disgusto.
Ella rió.


---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Y acá esta el ante-ultimo! :(
Espero que les guste! Y gracias por los comentarios!
Hasta mañana! :)